XI Encuentro Frontera Sur
Las numerosas organizaciones de Iglesia que participamos, conscientes de que también nosotras somos peregrinas en la Tierra, contemplamos y compartimos nuestras experiencias sobre esta dura realidad de las personas que emigran huyendo de la miseria, las guerras, la discriminación; teniendo muy presente que nuestro Dios, Padre bueno, siempre camina con su pueblo que sufre y se identifica con los últimos de la historia : "El Señor, tu Dios te acompaña, y él no te abandonará ni te dejará desamparado" (Dt .31,6)
La solidaridad de tantas personas que entregan su vida para aliviar el sufrimiento de quienes llegan como emigrantes a nuestras tierras, es una gracia que nos llena a todos de esperanza. Pero junto a esto es imprescindible implicarnos en trabajar por abolir las causas que hacen que nuestros hermanos y hermanas tengan que dejar atrás sus vidas, para enfrentarse a un futuro incierto o incluso la muerte.Continuamente los medios nos hablan de las personas que llegan a nuestras costas y las miles que mueren ahogadas en el intento, pero rara vez o nunca se nos habla de las causas desesperadas de la inmigración: Nadie pone en juego su vida, ni la de sus hijas e hijos, si detrás de eso no hay algo peor que afrontar y de lo que es necesario huir.
Los países del "primer mundo" no podemos "permitirnos" que los países en vía de desarrollo "despierten". La necesidad de mantener nuestro actual sistema de consumo, precisa la expropiación de tierras y deforestaciones en los países empobrecidos, a fin de realizar extracciones de minerales e implantación de monocultivos para nuestras importaciones; explotación de personas; guerras fratricidas e instauración de gobiernos corruptos que faciliten todo esto.
Y de "aquellos lodos, estos polvos". Es más rentable políticamente seguir hablando de como impedir que lleguen inmigrantes en situación irregular; de mafias de personas; de incrementar las barreras y vigilancia en las fronteras; de acuerdos con países limítrofes para que hagan de contención, aunque no respeten los derechos humanos.
Esperemos que un día no muy lejano, toda la humanidad sea consciente de que somos una única familia y que los bienes de la tierra han de llegar para vivir con dignidad a todas las personas: "Vivir de una forma más sencilla, para que otros sencillamente puedan vivir".
Milagrosa Fernández, Justicia y Paz Cádiz
Artículo boletín 64 «Volver al corazón»