Nuestras tierras son nuestro futuro y España se desertifica

05.06.2024

Este año el Día Mundial del Medioambiente, 5 de junio, nos invita a comenzar la acción del Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, 17 de junio. Según la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD), hasta el 40% de las zonas terrestres del planeta están degradadas, lo que afecta directamente a la mitad de la población mundial. Si no se toman medidas urgentes, las sequías podrían afectar a más de tres cuartas partes de la población mundial en 2050.

La desertificación es el resultado de una permanente degradación de los suelos y pérdida de sus nutrientes, ocasionada por una constante deforestación de los bosques, la salinización, la falta de agua y una sobreexplotación de los acuíferos, que por lo general es producida por el mal uso del agua en diferentes actividades económicas que lleva a cabo el ser humano en distintas partes del mundo.

La sequía representa un cambio o anomalía del clima, que ocurre cuando los niveles del agua están muy por debajo de lo que corresponde en una determinada área geográfica, afectando considerablemente a todas las especies que crecen y se desarrollan en dichas áreas. La principal causa radica en la ausencia de precipitaciones.

El cambio climático provoca sequías y desertización. El mal uso de la tierra cultivable genera pobreza y desertificación, es decir, pérdida de tierra fértil por mal uso agrícola y pérdida de empleos y medios de subsistencia. Según datos de la Estrategia de Acción Nacional de Lucha contra la Desertificación en España las pérdidas medias de tierra fértil en los suelos agrícolas por efecto de la desertización (natural) y de la desertificación (provocada) en algunas provincias como Barcelona o Málaga se sitúan en torno a las 90 toneladas por hectárea y por año. Y en otras, como Castellón, Jaén, Girona, Córdoba, Almería y Granada, ese indicador de desertización se encuentra entre 40 y 50 toneladas por hectárea y por año.

Se pierde el suelo fértil por la sequía y el mal uso de los recursos, en especial, de agua.

Hoy más que nunca se requiere la adopción de políticas de Estado que ayuden a neutralizar la degradación de los suelos y donde todas las instituciones involucradas asuman este compromiso, que garantice el disfrute de todos los recursos que la madre naturaleza nos brinda.

La campaña de sensibilización sobre desertificación para el 2024 de la ONU se centra en el futuro de la gestión sostenible de las tierras, movilizando a todos los sectores de la sociedad. Cada segundo, se degrada un área de tierras sanas equivalente a cuatro campos de fútbol, lo que suma 100 millones de hectáreas cada año, una extensión del tamaño de Egipto.

Implicar a las generaciones presentes y futuras es crucial y urgente para detener e invertir estas alarmantes tendencias y cumplir los compromisos mundiales de restaurar 1.000 millones de hectáreas de tierras degradadas para 2030.

El 17 de junio de 2024 también marca el 30º aniversario de la CNULD, con sede en Bonn. La CNLUD es el único tratado internacional jurídicamente vinculante sobre la gestión de tierras y una de las tres Convenciones de Río, junto con las de cambio climático y biodiversidad.

Ibrahim Thiaw, secretario ejecutivo de la CNULD, ha declarado: "Recuperar tierras saca a las personas de la pobreza y aumenta su resiliencia al cambio climático. Es hora de unirnos y sacar una tarjeta roja a la pérdida y degradación de tierras en todo el mundo".

El futuro se escribe con C de Cuidado, hoy de la Tierra (suelo), nuestro recurso más preciado para garantizar la estabilidad y la prosperidad de miles de millones de personas en todo el mundo. Para celebrar estos Días Mundiales podemos aportar nuestro granito de arena, haciendo los cambios necesarios que minimicen el impacto negativo sobre los recursos naturales de la Tierra. Esto afecta a quienes se dedican a la agricultura, pero también a la sociedad civil.

«Al restaurar la tierra, restauramos la vida, restauramos nuestras economías, restauramos nuestras comunidades y mucho más. No podemos detener la crisis climática hoy, la pérdida de biodiversidad mañana y la degradación de la tierra pasado mañana. Tenemos que abordar todos estos problemas juntos».

Leandro Sequeiros, geólogo y presidente de ASINJA (Asociación Interdisciplinar José de Acosta). Adaptación: Montse Serrano, Justicia y Paz Segovia.