La solidaridad es la esperanza de los pueblos

20.12.2024

La declaración de los días internacionales pretende informar a la población sobre cuestiones de interés, movilizar la voluntad política y los recursos para afrontar los problemas que afectan al mundo y celebrar y reforzar los logros de la humanidad. La ONU los considera un poderoso instrumento de promoción.

1. Antecedentes

En la Declaración del Milenio, aprobada por la Asamblea General, se establecieron una serie de valores fundamentales para las relaciones internacionales en el siglo XXI: libertad, igualdad, solidaridad, tolerancia, respeto a la naturaleza y responsabilidad común. En esta declaración, se especifica en relación a la solidaridad: "los problemas mundiales deben abordarse de manera tal que los costos y las cargas se distribuyan con justicia, conforme a los principios fundamentales de la equidad y la justicia social. Los que sufren, o los que menos se benefician, merecen la ayuda de los más beneficiados".

A partir de estos valores fundamentales se formulan los siguientes objetivos clave:

  • La paz, la seguridad y el desarme.
  • El desarrollo y la erradicación de la pobreza.
  • La protección del entorno común.
  • Los derechos humanos, la democracia y el buen gobierno.
  • La protección de las personas vulnerables.
  • La atención a las necesidades especiales de África.
  • El fortalecimiento de las Naciones Unidas.

En la resolución 57/265, de 28/II/2003 se aprueba la creación del Fondo Mundial de Solidaridad a fin de erradicar la pobreza y promover el desarrollo social y humano en los países en desarrollo. Sin embargo, también se subraya "el carácter voluntario de las contribuciones y la necesidad de evitar duplicaciones con los fondos de las Naciones Unidas que ya existen".

Finalmente, en la resolución 60/209, de 17/III/2006, la Asamblea General:

  • "Resuelve poner en marcha el Fondo Mundial de Solidaridad" (apartado 42).
  • "Recuerda que, en la Declaración del Milenio, los Jefes de Estado y de Gobierno (...) consideraron que la solidaridad era uno de los valores fundamentales y universales en que deberían basarse las relaciones entre los pueblos en el siglo XXI y, a este respecto, decide proclamar el 20 de diciembre de cada año DIA INTERNACIONAL DE LA SOLIDARIDAD HUMANA" (apartado 43).

De acuerdo con la Agenda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) el Día Internacional de la Solidaridad Humana (DISH) es un día para celebrar nuestra unidad en la diversidad, recordar a los gobiernos que deben respetar sus compromisos con los acuerdos internacionales, sensibilizar al público sobre la importancia de la solidaridad, fomentar el debate sobre las formas de promover la solidaridad para alcanzar los ODS y, finalmente, un día para actuar y buscar nuevas iniciativas para la erradicación de la pobreza.

2. Definiendo la Solidaridad

Si seguimos la Doctrina Social de la Iglesia (DSI), la solidaridad es sinónimo de igualdad, fraternidad, ayuda mutua, en un todo unido a los conceptos de responsabilidad, generosidad, desprendimiento, cooperación y participación. En la dimensión interior del hombre radica el compromiso por la justicia y la solidaridad, para la edificación de una vida social, económica y política conforme al designio de Dios. (Compendio DSI, 40).

Por otro lado, la solidaridad se basaría en la misma fuente que la dignidad humana: "si la dignidad humana es el estatus que corresponde a los seres humanos por haber sido creados a imagen de Dios, la solidaridad es la responsabilidad compartida que deriva de ser portadores de esa imagen divina" (Oslé, 2023).

Otra línea de pensamiento hace derivar la solidaridad del concepto de que los seres humanos somos seres sociales y habla de solidaridad social: el vínculo que establecemos con los otros tiene una doble acción, por un lado, nos crea un sentido de pertenencia y, por otro, dota de fuerza y recursos a la comunidad para aumentar el bien común. La solidaridad social surge desinteresadamente entre semejantes. El DISH sería una invitación a ser conscientes de cómo somos ante nuestros hermanos, de cómo nos comprometemos con nuestra sociedad. (Cáritas de Monterrey).

La solidaridad social sería uno de los tres tipos de solidaridad, junto a la mecánica, propia de los grupos pequeños que se dedican a la misma actividad y se apoyan mutuamente, y a la orgánica, que se vive en comunidades más desarrolladas con actividades diferenciadas, en las que la ayuda mutua se brinda de forma variada.

3. La solidaridad en la Doctrina Social de la Iglesia

Aunque el término solidaridad aparece en más de ciento veinte ocasiones en el Compendio de la DSI, me gustaría recordar en primer lugar la Encíclica Gaudium et spes, que resume a la perfección qué significa ser solidario en clave cristiana:

Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de los que sufren, son también gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón. La comunidad cristiana está integrada por hombres que, reunidos en Cristo, son guiados por el Espíritu Santo en su peregrinar hacia el reino del Padre y han recibido la buena nueva de la salvación para comunicarla a todos. La Iglesia por ello se siente íntima y realmente solidaria del género humano y de su historia (GS 1).

La DSI aborda específicamente el tema de la solidaridad en el Capítulo VI, El principio de solidaridad, apartados 192 a 196.

"La solidaridad confiere particular relieve a la intrínseca sociabilidad de la persona humana, a la igualdad de todos en dignidad y derechos, al camino común de los hombres y de los pueblos hacia una unidad cada vez más convencida. Nunca como hoy ha existido una conciencia tan difundida del vínculo de interdependencia entre los hombres y entre los pueblos, que se manifiesta a todos los niveles." (DSI 192).

La solidaridad se presenta como dos aspectos complementarios: como principio social y como virtud moral (DSI 193). En primer lugar, la solidaridad sería un principio social ordenador de las instituciones, según la cual las "estructuras de pecado" que dominan las relaciones entre las personas y los pueblos, deben ser superadas y transformadas en estructuras de solidaridad, mediante la creación o la oportuna modificación de leyes reglas de mercado, ordenamientos. Pero la solidaridad también es una verdadera virtud moral, no "un sentimiento superficial por los males de tantas personas, cercanas o lejanas. Al contrario, es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos".

La DSI afirma "que existen vínculos estrechos entre solidaridad y bien común, solidaridad y destino universal de los bienes, solidaridad e igualdad entre los hombres y los pueblos, solidaridad y paz en el mundo". (DSI 194)

En su apartado 195, la DSI aborda un aspecto que tiene poco predicamento hoy en día: la deuda que las personas tenemos con la sociedad en la que vivimos. "Deudores de aquellas condiciones que facilitan la existencia humana, así como del patrimonio constituido por la cultura, el conocimiento científico y tecnológico, los bienes materiales e inmateriales, y todo aquello que la actividad humana ha producido".

El capítulo acaba analizando la solidaridad en el mensaje y la vida de Jesús (DSI 196). Concluye que "Jesús de Nazaret hace resplandecer ante los ojos de todos los hombres el nexo entre solidaridad y caridad, iluminando todo su significado: «A la luz de la fe, la solidaridad tiende a superarse a sí misma, al revestirse de las dimensiones específicamente cristianas de gratuidad total, perdón y reconciliación. Entonces el prójimo no es solamente un ser humano con sus derechos y su igualdad fundamental con todos, sino que se convierte en la imagen viva de Dios Padre, rescatada por la sangre de Jesucristo y puesta bajo la acción permanente del Espíritu Santo. Por tanto, debe ser amado, aunque sea enemigo, con el mismo amor con que le ama el Señor, y por él se debe estar dispuesto al sacrificio, incluso extremo: "dar la vida por los hermanos".

4. La solidaridad en la Fratelli tutti

Las referencias principales a la solidaridad en la Encíclica del papa Francisco son las siguientes:

  • «Cada generación ha de hacer suyas las luchas y los logros de las generaciones pasadas y llevarlas a metas más altas aún. Es el camino. El bien, como también el amor, la justicia y la solidaridad, no se alcanzan de una vez para siempre; han de ser conquistados cada día. No es posible conformarse con lo que ya se ha conseguido en el pasado e instalarse, y disfrutarlo como si esa situación nos llevara a desconocer que todavía muchos hermanos nuestros sufren situaciones de injusticia que nos reclaman a todos» (FT 11).
  • Si no logramos recuperar la pasión compartida por una comunidad de pertenencia y de solidaridad, a la cual destinar tiempo, esfuerzo y bienes, la ilusión global que nos engaña se caerá ruinosamente y dejará a muchos a merced de la náusea y el vacío. Además, no se debería ignorar ingenuamente que «la obsesión por un estilo de vida consumista, sobre todo cuando sólo unos pocos puedan sostenerlo, sólo podrá provocar violencia y destrucción recíproca». El "sálvese quien pueda" se traducirá rápidamente en el "todos contra todos", y eso será peor que una pandemia. (FT 36).
  • Quiero destacar la solidaridad, que «como virtud moral y actitud social, fruto de la conversión personal, exige el compromiso de todos aquellos que tienen responsabilidades educativas y formativas. (FT 114)
  • En estos momentos donde todo parece diluirse y perder consistencia, nos hace bien apelar a la solidez que surge de sabernos responsables de la fragilidad de los demás buscando un destino común. La solidaridad se expresa concretamente en el servicio, que puede asumir formas muy diversas de hacerse cargo de los demás. El servicio es «en gran parte, cuidar la fragilidad. Servir significa cuidar a los frágiles de nuestras familias, de nuestra sociedad, de nuestro pueblo». En esta tarea cada uno es capaz de «dejar de lado sus búsquedas, afanes, deseos de omnipotencia ante la mirada concreta de los más frágiles. […] El servicio siempre mira el rostro del hermano, toca su carne, siente su projimidad y hasta en algunos casos la "padece" y busca la promoción del hermano. Por eso nunca el servicio es ideológico, ya que no se sirve a ideas, sino que se sirve a personas». (FT 115)
  • Solidaridad es una palabra que no cae bien siempre, yo diría que algunas veces la hemos transformado en una mala palabra, no se puede decir; pero es una palabra que expresa mucho más que algunos actos de generosidad esporádicos. Es pensar y actuar en términos de comunidad, de prioridad de la vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos. También es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, de tierra y de vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales. Es enfrentar los destructores efectos del Imperio del dinero. […] La solidaridad, entendida en su sentido más hondo, es un modo de hacer historia y eso es lo que hacen los movimientos populares». (FT 116)
  • Cuando hablamos de cuidar la casa común que es el planeta, acudimos a ese mínimo de conciencia universal y de preocupación por el cuidado mutuo que todavía puede quedar en las personas. Porque si alguien tiene agua de sobra, y sin embargo la cuida pensando en la humanidad, es porque ha logrado una altura moral que le permite trascenderse a sí mismo y a su grupo de pertenencia. ¡Eso es maravillosamente humano! Esta misma actitud es la que se requiere para reconocer los derechos de todo ser humano, aunque haya nacido más allá de las propias fronteras. (FT 117).
  • Hablamos de una nueva red en las relaciones internacionales, porque no hay modo de resolver los graves problemas del mundo pensando sólo en formas de ayuda mutua entre individuos o pequeños grupos. Recordemos que «la inequidad no afecta sólo a individuos, sino a países enteros, y obliga a pensar en una ética de las relaciones internacionales». Y la justicia exige reconocer y respetar no sólo los derechos individuales, sino también los derechos sociales y los derechos de los pueblos. Lo que estamos diciendo implica asegurar «el derecho fundamental de los pueblos a la subsistencia y al progreso», que a veces se ve fuertemente dificultado por la presión que origina la deuda externa (FT 126)
  • Pero si se acepta el gran principio de los derechos que brotan del solo hecho de poseer la inalienable dignidad humana, es posible aceptar el desafío de soñar y pensar en otra humanidad. Es posible anhelar un planeta que asegure tierra, techo y trabajo para todos. Este es el verdadero camino de la paz, y no la estrategia carente de sentido y corta de miras de sembrar temor y desconfianza ante amenazas externas. Porque la paz real y duradera sólo es posible «desde una ética global de solidaridad y cooperación al servicio de un futuro plasmado por la interdependencia y la corresponsabilidad entre toda la familia humana». (FT 127)

5. Los retos actuales de la Solidaridad Humana

Muchos de los cambios sociales y políticos que vivimos en los últimos años constituyen un desafío a la solidaridad, sobre todo en su aspecto social. Es verdad que ante situaciones puntuales (guerra Ucrania, DANA Levante español...) la respuesta solidaria de la población ha sido ejemplar, pese a los evidentes intentos de pescar en río revuelto de algunos. Sin embargo, para que la solidaridad sea auténtico motor de mejora de las condiciones de vida de las personas más vulnerables, precisa continuidad en el tiempo y fortaleza en su ejecución.

  • Ya en 2022 el Barcelona Centre for Internationals Affairs (CIDOB) alertaba de los diferentes peligros para la solidaridad: ((MARTUCCELLI, Danilo. La pandemia y los Nuevos desafíos de la solidaridad. Anuario Mundial CIDOB. 2022):el incremento de las brechas económicas y sociales, con el consiguiente aumento de la desigualdad y la exclusión.
  • la elusión y la evasión fiscal, así como la tolerancia ciudadana ante ellas y la resistencia a pagar más impuestos, principalmente por las clases más adineradas.
  • el resentimiento hacia los que perciben ayudas sociales, junto a sentimientos xenófobos y de confrontación de los nacionales con los inmigrantes.
  • las prácticas insolidarias y los egoísmos grupales, que afectan a la solidaridad intergeneracional.
  • el cuestionamiento de la existencia del bien común o del interés general.

En el último número de Documentación Social se analizan datos de EINSFOESSA 2024 (Flores, R; Sánchez-Sierra M. Un peligroso avance hacia la sociedad insegura. Un adelanto de los resultados de la EINSFOESSA 2024.Documentación Social nº 18 (IV Etapa). Diciembre 2024) y se señalan los siguientes retos:

  • Lograr que todas las personas tengan unas condiciones de vida dignas independientemente de su relación con el empleo. Un empleo que sigue sin llegar a todas las personas y que desde hace tiempo no ofrece las garantías suficientes para proteger a las personas trabajadoras de la pobreza y la exclusión.
  • Desde el momento en que los gastos de la vivienda asfixian la economía y la vida de muchas familias, es preciso ampliar y reforzar las políticas públicas de vivienda para toda la sociedad, y en especial para las familias más vulnerables
  • El déficit en inversión en infancia y en políticas orientadas a la familia son retos de primera magnitud en la construcción de una solidaridad intergeneracional efectiva.
  • Es preciso generar políticas sólidas de equidad y solidaridad con las poblaciones que se encuentran segregadas y marginadas, ocupando los niveles sociales más desfavorecidos y con graves dificultades para su plena aceptación e inclusión social, como son las personas de origen migrante.
  • Seguimos lejos de lograr la igualdad de género, y que estamos comprometiendo las posibilidades de generar trayectorias vitales de las generaciones más jóvenes. Y lo hacemos en un planeta cada vez más esquilmado y que nos pide un respiro, porque a este ritmo dejará de ser capaz de sostener la vida humana.

Como conclusión, dos citas de los autores anteriormente mencionados:

  • "Aun siendo cierto que el miedo es el sepulturero de la solidaridad, en un contexto de zozobra generalizada como el que suscitó la pandemia fuimos capaces de recrear solidaridades." (Martuccelli)
  • "Desarrollar la comunidad como modelo colectivo para afrontar los retos sociales que tenemos delante además de bueno, es necesario para el cambio social que nos exige el mundo de hoy." (Flores, Sánchez-Sierra)

En esta misma línea debemos entender la acción concertada de Justicia y Paz Europa 2023: AFRONTAR NUESTROS MIEDOS Y RECONECTAR EL MUNDO.

Sebastià Serra, Justicia y Paz Mallorca.