¿Plásticos?

26.06.2024

Cuando en los años 50 del siglo XX se empezaron a obtener plásticos a partir del petróleo y del gas natural, se pensó que se había dado con un material que iba a resolver muchos problemas. Y era verdad. El plástico es un material barato, fácil de manipular, muy versátil y duradero que se puede utilizar casi para todo. A partir de ese momento, el plástico empezó a sustituir a otros numerosos materiales, siendo de especial importancia los plásticos de un uso único, es decir, los plásticos de usar y tirar: bolsas, botellas, pajitas, embalajes, etc.

De ser la solución, los plásticos se han convertido en menos de un siglo en el principal problema de contaminación medioambiental.

¿Qué ha pasado para que estemos en esta situación en la actualidad?

Son varios los factores que explican este problema. En primer lugar, la durabilidad del plástico. El plástico es un polímero que no se descompone en otro producto; se deteriora, se fragmenta, pero sigue siendo plástico, no se biodegrada y, por tanto, permanece en la naturaleza como tal. Con el paso del tiempo se convierte en fragmentos muy pequeños: los microplásticos y nanoplásticos que podemos encontrar en el aire, agua e incluso en todos los seres vivos, incluido el cuerpo humano. Según estudios recientes, todas las personas del planeta tenemos plástico en nuestro organismo y las consecuencias sobre nuestra salud son aún desconocidas, pero no parece que sean positivas. A esto hay que sumar las sustancias químicas que se les añaden a fin de conseguir sus propiedades y que no es obligatorio declarar. Según el profesor Maqueda, de la universidad de Harvard, a los distintos plásticos se les agregan unas 10.000 sustancias, 2.000 de ellas peligrosas para la salud.

Por otra parte, ya hemos comentado que los plásticos permanecen en el medioambiente durante mucho tiempo; no sabemos cuánto, pero la ciencia nos dice que serán centenares de años. Cuando algo permanece en la naturaleza durante tantos años, lógicamente contamina ese espacio y, lo que es peor, termina siendo arrastrado al mar. Ya el año pasado, en otro artículo, explicábamos las siete grandes islas de plástico que hay en los océanos de todo el mundo, algunas con una extensión superior a dos veces la superficie de Francia. Estos plásticos, aparte de los problemas de contaminación que ocasionan, provocan problemas a los animales que quedan atrapados en ellos o que los confunden con alimentos y los ingieren, ocasionando numerosas muertes de estos seres vivos al año.

Según cálculos del año 2022, se fabricaron durante ese año 450 millones de toneladas de plástico.

Algunos datos para intentar comprender el problema

Según cálculos del año 2022, se fabricaron durante ese año 450 millones de toneladas de plástico; en la mayoría de los casos se utilizan como embalajes que se desechan. Ocho millones de toneladas acaban en el mar. Es difícil hacernos a la idea de qué supone esta cantidad, pero si tomamos algunos de los envases de los alimentos que usamos cada día en nuestra casa, hacemos un lote de los más comunes (yogur, champú, leche, bolsa de plástico, etc.) y los pesamos, nos asustaríamos al comprobar la enorme cantidad de recipientes que harían falta para llegar a los 8 millones de toneladas.

Pese a algunos intentos por frenar la utilización de plásticos, sobre todos los de único uso, la producción mundial crece de forma impresionante cada año.

Sigamos con cifras espeluznantes.

Según datos científicos, se utilizan 10 millones de bolsas por minuto, de las cuales el 70% acaban en el mar. En España, se calcula que cada persona utiliza 180 bolsas anualmente. De estas bolsas, solo el 10% se reciclan. El resto acaba en el medioambiente o se incinera, produciendo en ambos casos sustancias químicas que contribuyen al cambio climático.

Mención especial merecen los envases de las botellas de agua, tan comunes en cualquier ambiente. En Estados Unidos, se fabrican 500 millones de botellitas de agua a la semana, En Europa se piensa que los datos pueden ser semejantes.

En la mayoría de nuestros hogares se utiliza el plástico para guardar alimentos en la nevera o congelador. Bastantes de ellos se usan una sola vez. Otros, como los recipientes con tapa, quedan coloreados después de haber puesto en ellos alimentos como tomate frito o salsas. Lo que ha ocurrido es que ha habido una reacción entre nuestros alimentos y los recipientes de plástico. Si no sabemos cuál es su composición, pero sabemos que algunos de los aditivos utilizados son peligrosos para la salud, creo que la solución es clara: dejar de utilizarlos, tanto los de un solo uso como los otros.

Ante estos datos y otros similares que podemos encontrar en publicaciones serias, muchas personas niegan o dicen que son exageraciones. Es lo que viene ocurriendo con todo lo que se dice de otros problemas ambientales, como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, el mal uso del agua dulce, etc. Todavía existen gran cantidad de detractores del cambio climático y de los demás temas que hemos mencionado que encuentran un auditorio afín y se convierten en propagandistas con cierto éxito.

¿Qué debemos hacer?

Como siempre, debemos actuar a distintos niveles.

El primer nivel es el cambio personal, convencernos de que es necesario un nuevo estilo de vida en el que el cuidado del medioambiente debe ser una preocupación fundamental, Cosas tan sencillas como llevar nuestra propia botella de agua (que no sea de plástico) y una bolsa de tela a la hora de hacer la compra, eliminaría bastante plástico del medio ambiente. Usar recipientes de vidrio para guardar nuestros alimentos es urgente. Si nos fijamos, a lo largo de la semana seguro que hemos dejado en el contenedor de vidrio botes de distintos tamaños que los podríamos usar para guardar nuestros alimentos y dejar de utilizar los de plástico.

Un estilo de vida más austero en el que consumamos, por ejemplo, menos ropa. Mucha de nuestra ropa también tiene estos polímeros de larga duración que acaban contaminando la naturaleza El depositarla en los contenedores de Cáritas, es mejor que tirarla sin más, pero hay un exceso de ropa circulando que contamina mucho.

A nivel social también es bueno que nos sumemos y colaboremos, al menos divulgando, campañas que van en este sentido de no consumo de plásticos. Por ejemplo, por citar solo una, hace unos años Greenpeace realizó una campaña tratando de sensibilizar sobre el uso de los globos que como decían no suben al cielo, sino que caen en el medioambiente y acaban en el mar en gran cantidad de casos.

Asimismo, en nuestras celebraciones debemos impedir el uso de plásticos de un solo uso: botellas de agua, vasos, platos, etc.

Por último, la incidencia política a nivel local, autonómico y nacional.

Conjuntamente, con otras personas, podremos evitar lo que ya denunciaba el papa Francisco en la  Laudato Si' que la "tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería" (LS, 21).

Isabel Cuenca Anaya, Justicia y Paz Sevilla