Pacto Europeo de Migración y Asilo: La deshumanización de las personas migrantes
Este Pacto aborda lo que se refiere a la inmigración llegada de modo irregular y a quienes solicitan asilo. Las políticas migratorias que se entienden que son regularizadas pertenecen de manera exclusiva a los Estados miembros.
El Pacto tiene un claro carácter restrictivo con una consideración: las personas migrantes son una amenaza y hay que rechazarlas e impedir que entren a los países miembros de la Unión Europea. Se sustituye la acogida por fronteras "inhumanas" que disuadan a las personas migrantes de intentar cruzarlas y se establecen mecanismos flexibles de expulsión y deportación. Las organizaciones sociales sienten una gran decepción y cuestionan este Pacto como un instrumento que atenta contra los derechos humanos.
¿Qué ha facilitado este Pacto? El desconocimiento, la indiferencia y el rechazo social
El desconocimiento permite la existencia de una <<oscuridad>> que facilita a los actores de este Pacto poder trabajar con mucho anonimato y no sentir la presión de esa ciudadanía que podría estar en contra de las medidas aprobadas. Nuestra atención está centrada en lo que nos sucede cada día, en nuestras ocupaciones y preocupaciones que nos desgastan y en las redes sociales que nos atrapan.
La indiferencia social significa esa actitud activa de no querer saber nada, de esa afirmación que dice "yo a lo mío y que el mundo corra". Es la indiferencia que lleva a no observar la realidad social, a invisibilizar el sufrimiento humano, a no querer saber nada de cuestiones sociales importantes para el futuro de una sociedad. La indiferencia social bloquea cualquier ventana que se abra a cualquier situación que te pueda conmover o interrogar o indignarte.
Aunque nos duela y mucho, sin duda alguna, el rechazo social ha jugado un papel fundamental y ha marcado una intencionalidad clara: Una legislación contra las personas migrantes y dificultar enormemente las peticiones de asilo y la concesión de las mismas. No es un Pacto sobre las personas migrantes, sino un Pacto de control migratorio sin atender al derecho.
Posicionamiento de las diversas organizaciones sociales: decepción e indignación.
Se pretende la creación de macro-cárceles en países terceros para solicitantes de asilo. Son países fuera de Europa que tienen un denominador común: ninguna garantía en defensa de los derechos humanos, con un largo historial de guerra sin ningún valor hacia la vida, denominados <<países seguros>> por la UE. Además reciben mucho dinero a cambio de encerrar en estas cárceles a las personas migrantes y solicitante de asilo; volvemos a insistir, a partir de los 6 años.
Es importante señalar el concepto de la "no entrada". No se considera que se ha llegado a Unión Europea, hasta que lo autorice el Estado miembro. Hay una premisa: La mayoría de las personas que llegan a la Unión Europea no tienen necesidad de protección, lo que supone que se impida el estudio personalizado de las solicitudes.
Un Estado miembro puede no acoger en los repartos de la Unión Europea, pagando 20.000 euros por persona y año de la solicitud que no quiera estudiar. Se pone precio a una persona.Es un problema la externalización de las fronteras con países que deben impedir el acceso de estas personas a Europa. Países como Túnez, Libia, Egipto o Marruecos, que han firmado un acuerdo con Europa. Las personas detenidas son llevadas al desierto profundo y abandonadas, siendo la muerte su destino más probable. Aún tenemos en la retina a esa madre y su hija muertas debajo de un matorral buscando algo de sombra. Fueron abandonadas en ese lugar por la policía tunecina.
Esta denuncia clara y directa de las organizaciones sociales se hace
desde la profunda decepción y desde la indignación porque estamos
construyendo un mundo pleno de inhumanidad desde la política, cuando la
política debería estar al servicio del bien común y de la dignidad
humana como una opción irrenunciable y permanente.
Es un Pacto que agita el miedo, como si estas personas tuvieran en su
interior una maldad identitaria. Este Pacto ha dado un certificado de
veracidad a los bulos y a las noticias falsas. Y, por otra parte, no hay
un reconocimiento de lo que aportan positivamente las personas
migrantes a los países. La falsedad de muchas afirmaciones provoca ese
miedo y deshumaniza a miles de personas que quieren vivir en paz, aportar
su trabajo al país de acogida con la esperanza, que nunca muere, de
volver de nuevo a su tierra.
¿Qué proponemos como alternativa?
- La consideración como personas de migrantes y solicitantes de asilo, aunque nos parezca una obviedad. Huir de una guerra, de la violencia, del hambre, de la sed, no les convierte en seres que vienen a delinquir, violar o vivir de las ayudas sociales. Vienen buscando una vida mejor a través de un trabajo que les permita vivir y enviar dinero a sus familias para que puedan subsistir.
- Escuchar a las personas migrantes, que tengan una voz potente y principal. Que su sufrimiento sea escuchado, tenido en cuenta y que estos testimonios rezumen en las leyes y no las voces racistas.
- Poder ejercer el derecho a no migrar, como afirmó el papa Francisco en la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado de 2023. Las personas deben tener unas condiciones de vida dignas, garantizando la vida en sus países de origen. El cumplimiento de los Derechos Humanos es una pieza fundamental en este derecho a no migrar, ya que estamos hablando de una migración forzada por circunstancias que destruyen vidas y la propia existencia y obliga a muchas personas a huir.
- Poner en el centro de las leyes el criterio de salvar vidas en ese éxodo que abarca la tierra, el mar y la frontera. Son necesarios los corredores humanitarios y la coordinación de las ONG con los gobiernos para preservar sus vidas. Así se evitaría el negocio de las mafias, que en palabras de personas migrantes y refugiadas afirman: "Mafias malas, muy malas, pero, no tenemos otra posibilidad".
- Poner todos los mecanismos para evitar guerras o conflictos armados. En este punto debería jugar un papel fundamental la ONU. Uno de esos mecanismos es respetar a los países empobrecidos que tienen grandes recursos y establecer un comercio justo, que les permita desarrollarse. Aquí habría que apostar por un sistema monetario autónomo de las grandes potencias. Ejemplo de esto lo tenemos en los 14 países africanos que utilizan el franco CFA y su utilización supone un gran desembolso para Francia. Al hilo de esto, existe la tesis de que la destrucción de Libia por la OTAN fue por presiones de Francia debido a que Gadafi estaba trabajando por crear una moneda única africana.
- La condonación de la deuda externa. Son países que han pagado ya el capital prestado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM). Esta deuda externa se ha convertido en una deuda eterna por ese mecanismo, entre otros, el de subir los intereses cada vez que el FMI y el BM lo deciden. La deuda externa, ya pagada varias veces, impide el crecimiento de estos países, su desarrollo y provoca la migración forzada.
- Trabajar contra el cambio climático que está provocado desplazamientos de miles de personas huyendo de la sequía, que supone hambruna y sed. Se calcula que en pocos años se van a producir desplazamientos de millones de personas que van a huir de las condiciones climáticas que ponen en peligro sus vidas.
- Establecer relaciones con los países emisores para colaborar y cooperar para que sus poblaciones tengan un futuro en dignidad. Se trata de fomentar una migración segura vinculada a la protección de la vida, generar solidaridad entre los países, rompiendo los nuevos colonialismos y la corrupción política. De nuevo, hay que seguir trabajando para que la justicia y la libertad sean las nuevas sendas por donde caminar. No hay vallas ni fronteras que puedan disuadir a los millones de personas que solo quieren vivir y que se encuentran en una situación de una desesperación absoluta.
Un término que está en boga en la actualidad es el de "circularidad". Personas que salen de sus países con visados a otros países, que pueden regresar y que pueden volver de nuevo a esos países donde migran.
Y, por último, generar una cultura de la hospitalidad, de la acogida, de la bienvenida. Una cultura de los derechos humanos, de la regularización. En este momento que estoy escribiendo sobre este tema sigue bloqueada en la mesa de Congreso de los Diputados y Diputadas la regularización de 500.000 personas, que llevan años en nuestro país, que trabajan y solo necesitan que se regularice su situación, lo que popularmente se dice "que tengan papeles". Nos resulta incompresible este retraso.
En definitiva, se trata de dignidad, hospitalidad, solidaridad, justicia fraternidad y encuentro. Se trata de crear ese otro mundo soñado pleno de humanidad. Se trata de hacer un nuevo Pacto Europeo de Migración y Asilo desde estos valores humanos.
Somos conscientes de que vamos a contracorriente, que los discursos de odio están calando y una expresión ha sido la aprobación de este Pacto Europeo en unos términos que tanto daño hacen a la humanidad.
Joaquín Sánchez, Delegación Migraciones Murcia