No hay justicia social sin una justicia fiscal. "El tiempo es ahora"

26.07.2022

El 3 de marzo pasado, el Comité de expertos entregó al Gobierno el Libro blanco para una reforma fiscal. Pero no parece ser el tiempo adecuado para su implementación y puesta en marcha, más bien duerme en el olvido a la espera de una nueva legislatura en cualquier cajón o estantería del Ministerio de Hacienda.

Desde Justicia y Paz, como entidad de la Plataforma por la Justicia Fiscal, "defendemos que sin una fiscalidad progresiva, suficiente y equitativa, no habrá justicia social. Por eso demandados justicia fiscal y alzamos nuestra voz contra el fraude fiscal y los paraísos fiscales. Subrayamos que la bajada de los impuestos supone un recorte en los derechos principales de la ciudadanía a una educación de calidad, sanidad adecuada y a los cuidados necesarios para tener una vida digna e independiente".

I.- ¿Por qué es necesaria una reforma fiscal, más justa e integral?

La presión fiscal en España con respecto al PIB es del 34,5%, casi siete puntos inferior a la media de la eurozona (41,4%). Esto supone que, si nos equiparáramos con Europa, recaudaríamos 80.000 millones de euros más al año. En España, además, contamos con la mitad de inspectores fiscales per cápita que la media europea.

La economía sumergida, el fraude fiscal y laboral impiden recaudar en torno al 6% del PIB; es decir, unos 70.000 millones de euros, que entorpecen cumplir con los derechos humanos económicos sociales y culturales.

El sistema se ha ido configurado con un carácter regresivo que hace recaer el 75% de la carga tributaria sobre los hogares y las rentas medias y cuya presión en el ámbito de empresas y grandes fortunas decrece conforme aumenta su tamaño.

El 1% que más gana obtiene hoy entre un 13% y un 17% de la renta nacional. Las desigualdades de renta y de riqueza han aumentado, entre otras causas, por el crecimiento de las rentas financieras de los grupos económicamente más altos. Estamos viendo los beneficios de alguna empresa por encima del 240 %. El rescate del sector bancario de la crisis financiera de 2008 tuvo un coste, que seguimos pagando, de 66.577 millones de euros.

Para paliar estas disfunciones debería servir el sistema fiscal, pero la composición de los impuestos va experimentando importantes variaciones con el paso del tiempo. Por ejemplo, el impuesto de sociedades ha caído de forma notable con relación al impuesto sobre la renta. Y asistimos de manera constante al debate de la bajada o no de impuestos, sin tener en cuenta que tras la propuesta de la bajada como interés electoral, acecha el progresivo deterioro de los servicios públicos y las privatizaciones. ¿Llegaremos tarde?

II.- El Criterio de juicio a la luz de la DSI

Es ampliamente reconocida y exigida en la Doctrina social de la Iglesia (DSI), la obligación ética y moral de construir como sociedad una fiscalidad justa y orientada a la defensa de las personas más empobrecidas:

"La profunda y rápida transformación de la vida exige con suma urgencia que no haya nadie que, por despreocupación frente a la realidad o por pura inercia, se conforme con una ética meramente individualista. El deber de justicia y caridad se cumple cada vez más contribuyendo cada uno al bien común según la propia capacidad y la necesidad ajena, promoviendo y ayudando a las instituciones, así públicas como privadas, que sirven para mejorar las condiciones de vida del hombre". (Gaudium et Spes, 30)

"La exigencia fundamental de todo sistema tributario justo y equitativo es que las cargas se adapten a la capacidad económicas de los ciudadanos". (Mater et Magistra, 132)

"Los ingresos fiscales y el gasto público asumen una importancia económica crucial para la comunidad civil y política: el objetivo hacia el cual se debe tender es lograr una finanza pública capaz de ser instrumento de desarrollo y de solidaridad. Una Hacienda pública justa, eficiente y eficaz, produce efectos virtuosos en la economía, porque logra favorecer el crecimiento de la ocupación, sostener las actividades empresariales y las iniciativas sin fines de lucro, y contribuye a acrecentar la credibilidad del Estado como garante de los sistemas de previsión y de protección social, destinados en modo particular a proteger a los más débiles". (Compendio de la DSI, 355)

"La finanza pública se orienta al bien común cuando se atiene a algunos principios fundamentales: el pago de impuestos como especificación del deber de solidaridad; racionalidad y equidad en la imposición de los tributos; rigor e integridad en la administración y en el destino de los recursos públicos. En la redistribución de los recursos, las finanzas públicas deben seguir los principios de la solidaridad, de la igualdad, (...), destinando a tal fin una adecuada cantidad de recursos." (Compendio de la DSI, 355)

"Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz. Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera. De ahí que nieguen el derecho de control de los Estados, encargados de velar por el bien común. Se instaura una nueva tiranía invisible, a veces virtual, que impone, de forma unilateral e implacable, sus leyes y sus reglas. Además, la deuda y sus intereses alejan a los países de las posibilidades viables de su economía y a los ciudadanos de su poder adquisitivo real. A todo ello se añade una corrupción ramificada y una evasión fiscal egoísta, que han asumido dimensiones mundiales". (EG 56)

El papa Francisco se posicionó en enero de este año sobre la importancia de una justa fiscalidad en la recepción a la Delegación Italiana de la agencia de Tributos: "En realidad, la tributación es un signo de legalidad y justicia. Debe favorecer la redistribución de la riqueza, protegiendo la dignidad de los pobres y de los últimos, que siempre corren el riesgo de ser aplastados por los poderosos. El impuesto, cuando es justo, es función del bien común."

III.- Algunas propuestas de acción y compromiso:

Justicia y Paz siempre ha estado presente de forma activa en campañas de una exigencia por la justicia fiscal. Recordemos el trabajo tan intenso de Arcadi Oliveres y de Luis Zurdo. Debemos seguir alzando la voz para ir logrando objetivos a través de diversas acciones posibles:

  • Sensibilización e incidencia, que pasa por informarnos y formarnos, sobre la justicia fiscal y la fiscalidad en general.
  • Elaborar y/o difundir materiales sencillos y ágiles sobre Justicia Fiscal, tanto en sí misma como desde una mirada de la DSI. La web de la Plataforma ofrece recursos educativos y materiales didácticos.
  • Replicar información, denuncias y propuestas en las redes sociales.
  • Ante falsas interpretaciones sobre temas fiscales, enviar artículos y cartas al director en la prensa local y medios de comunicación social.
  • Apoyar iniciativas legislativas en línea de reformas fiscales, y presentar directamente a representantes de partidos políticos de nuestro ámbito territorial para que introduzcan en sus programas medidas de mejora fiscal.
  • Formar parte e incorporarse como Comisión diocesana en las Plataformas por la Justicia Fiscal de aquellas autonomías donde estén constituidas.
Fidel García y José Luis Cantero, JP Madrid