Invitación a la lectura orante, moral y pastoral de Fratelli Tutti
La finalidad de estas líneas no es hacer una exposición erudita y sistemática de los objetivos y contenidos de Fratelli Tutti (FT); quieren ser una invitación a su lectura en las claves que indican el título de este artículo, mediante el recuerdo de textos y hechos de la historia de la Iglesia y de la DSI.
Voy a hacer diez afirmaciones que pretenden motivar al lector a que haga lo verdaderamente importante, que es leer la encíclica. Por eso no cito números ni textos de la misma. Para saber si lo que digo a continuación es cierto o no, el lector de este texto tendrá que leer FT.
1. Sólo hay una manera de entender y acoger, verdaderamente, Fratelli tutti; y esa manera es sumergirnos en un profundo proceso de conversión evangélica, porque si hay una realidad que fundamente y motive la encíclica, esa es el Evangelio, la vida evangélica. El Papa nos invita a acoger la palabra de Dios, hay unas 60 referencias bíblicas en FT, y a vivir a partir de ella, acogiéndola como luz y guía a la hora de hacer una lectura creyente de la realidad social. Recordemos como el P. Congar nos invitaba a reformar la Iglesia desde el retorno al Principio y Tradición, y el Papa nos lleva a confrontarnos con la Palabra de Dios, con la afirmación primigenia del cristianismo de la paternidad universal de Dios y, consecuencia de ella, la fraternidad universal entre los hombres.
2. FT nos invita a una mirada teologal del hombre. Desde la Stma. Trinidad, afirma su naturaleza social, personal y trascendente. Sitúa al hombre en su dimensión relacional/dialógica. El hombre es siempre un "yo" referido al "tú" de los otros y al "Tú" de Dios. De ahí la importancia de la denuncia que hace el Papa de este mundo globalizado desde el culto al individualismo, al hombre "burbuja" encerrado en un microcosmos de pequeñas relaciones que olvidan a los otros, especialmente a los más pobres, excluidos y vulnerables.
En el discurso inaugural de Aparecida dijo Benedicto XVI que "La fe nos libera del aislamiento del yo, porque nos lleva a la comunión: el encuentro con Dios es, en sí mismo y como tal, encuentro con los hermanos, un acto de convocación, de unificación, de responsabilidad hacia el otro y hacia los demás". FT, en sintonía con estas palabras, defiende una antropología personalista, comunitaria y relacional.
3. Enraizándose en la mejor tradición de la DSI, Benignitas et humanitas, Pacem in Terris, Gaudium et spes, Redemptor hominis , FT defiende la dignidad del hombre y los derechos humanos de la cual dimanan, lanzando el desafío a un mundo humanicida, de construir una sociedad fraterna, apoyada en el bien común, la solidaridad y la justicia. Nos recuerda una vez más el Papa, que el Evangelio es la fuente de la que brota esa dignidad. La FT es una renovada invitación a la Iglesia a desarrollar la pastoral de la dignidad humana y los derechos humanos.
4. En 1962, en su primera intervención en el Concilio Vaticano II, el cardenal Lercaro afirmó que "el misterio de Cristo en la Iglesia es siempre, pero sobretodo hoy, en nuestros días, el misterio de Cristo en los pobres". En el discurso antes citado, Benedicto XVI afirmó, que "la opción preferencial por los pobres está implícita en la fe cristológica en aquel Dios que se ha hecho pobre por nosotros, para enriquecernos con su pobreza". El Papa Francisco, en plena sintonía con esta historia, nos recuerda una vez más en FT el drama de la pobreza, en su cuádruple dimensión social, económica, política y cultural. Pero Francisco hace, ante todo, una lectura teologal de la inequidad y la iniquidad que sufren los pobres: ellos denuncian el pecado de un mundo y una humanidad que ha olvidado a Dios y, como ya dijeran el P. de Lubac y Pablo VI, está organizada en consecuencia contra el hombre mismo.
Pero no sólo denuncian el pecado del mundo. Los pobres son también la piedra de toque de la autenticidad evangélica de la Iglesia.
5. La dimensión relacional/dialógica del hombre atraviesa toda la encíclica. El hombre es miembro de un pueblo, hijo de una cultura, fruto de una familia. Pero estas dimensiones no quedan encerradas en sí mismas, pues todas ellas deben estar orientadas a lanzar al hombre a su vocación, sembrada por Dios en su corazón, de ser hermano de todos. El Papa supera la falsa dicotomía local-universal, situándolas en un dinamismo superior, que es la propia realización del ser humano en todas sus dimensiones. Por eso, local y universal no deben confrontarse, sino complementarse. La antropología de FT es integral e integradora. No podemos construir un mundo humano, una sociedad fraterna, si no contamos con todos los hombres y con todo el hombre. Nada de lo humano le es ajeno a Dios nos recuerda FT.
6. Esto en FT tiene una consecuencia política inmediata: superar los nacionalismos, y las ideologías subyacentes, excluyentes. Habla el Papa de los nacionalismos "cerrados", "exasperados", "resentidos" y "agresivos". La globalidad a la que aspira FT es la fraternidad universal. Esto supone afrontar la tarea de redefinir el concepto de ciudadanía. Hay que superar la idea de ciudadanía vinculada a requisitos administrativos y/o legales, y desarrollar un nuevo concepto del ser ciudadano fundamentado en lo que nos une a todos y está por encima de cualquier hecho diferencial: todos somos humanos, todos somos humanidad. Fraternidad, en FT, es mucho más que una categoría moral, es una categoría antropológica y teológica.
Aquí hay que situar la crítica que hace de los populismos, pues no son, en la mayoría de los casos, sino una versión ideológica de los nacionalismos territoriales.
7. El Papa, fiel a su magisterio, denuncia en FT una economía pervertida, donde el dinero vale más que la persona, donde el beneficio no está orientado al bien común. Recuerda como la empresa y la acción económica de la política deben estar orientadas a la creación de trabajo digno.
Siguiendo la tradición de la DSI, León XIII, Pio XI, Pablo VI, Juan Pablo II, Benedicto XVI, critica los excesos del liberalismo, idólatra del mercado y del dinero, muchas veces sometido a la servidumbre de los intereses económicos de las élites, y los del marxismo, que acaba manipulando a los pobres para ponerlos a su propio servicio y de sus intereses.
Frente a ambos sistemas, FT nos recuerda el valor de la solidaridad y de la subsidiariedad, del valor de lo público, pero también de la iniciativa privada. No en vano cita las dos formas de caridad de las que hablaba Sto. Tomás de Aquino, el amor elícito y el amor imperado.
8. Fiel a su magisterio, recuerda Francisco en FT la altísima vocación de la política y de los políticos. Invita, siguiendo la senda de Caritas in veritate, a una profunda purificación de la política, para que sea lo que tiene que ser: servicio al bien común, hecho desde la cercanía al pueblo que permite un conocimiento adecuado de su realidad.
La política, para Francisco, tiene que favorecer el desarrollo de una sociedad "poliédrica", donde encauzadas de manera pacífica y constructiva la legítima pluralidad y discrepancia, todos vean reconocidas su dignidad y derechos.
¡Qué importante es en FT la idea de caridad política, caridad social! El político, y la acción política, y por supuesto los ciudadanos, no pueden ser ajenos a ella.
9. Toda FT, en sintonía perfecta con Ecclesiam suam, es una apuesta por el diálogo, por la cultura del encuentro en el espacio común de la humanidad y la dignidad de todos los seres humanos. Por eso, FT es un canto a la paz y a la fraternidad basadas en la justicia y en la experiencia de Dios que es amor.
10. Termino por el comienzo, FT comienza haciendo una lectura creyente de la realidad. El Papa mira, escucha y siente al mundo, con los ojos, los oídos y el corazón de Dios. Es lo que hace el samaritano. Se descentra de sí mismo para que el centro sea el otro, el herido, la víctima, a cuyo servicio pone todo lo que es y tiene: su vida, su tiempo, su cabalgadura, su dinero.
El Papa nos recuerda que si la Iglesia no es samaritana, no es la Iglesia de Cristo. El samaritano vio, se conmovió y se movió. Esto es lo que posibilita que nos hagamos prójimos de los demás. La lectura creyente de la realidad nos mueve siempre a la acción. La lectura teologal de la realidad que hace FT nos invita a la vida evangélica, vida comprometida en el servicio y la entrega de la vida.
Desde aquí, la Iglesia deberá renovar sus estructuras y su acción pastoral.
Concluyo estas líneas con aquellas palabras que pronunció Pablo VI en la clausura del Vaticano II, y que al leer FT he recordado constantemente:
"Tal vez nunca como en este Sínodo la Iglesia ha sentido la necesidad de conocer la sociedad que la rodea, de acercarse a ella, de comprenderla, de penetrar en ella, servirla y transmitirle el mensaje del Evangelio y de aproximarse a ella siguiéndola en su rápido y continuo cambio(...). La Iglesia se ha declarado en cierto modo la sirvienta de la humanidad, precisamente en un momento en el que su magisterio y su gobierno pastoral, por las solemnes celebraciones del Concilio ecuménico, han adquirido mayor esplendor y vigor; más aun, el propósito de practicar el servicio ha ocupado realmente un lugar central".
Ignacio Mª Fernández
de Torres, Justicia y Paz de Madrid.