La persona humana como «Imagen de Dios»
La nueva encíclica del papa Francisco sobre el Sagrado Corazón, Dilexit nos, subraya la relación entre la «Imago Dei» y el amor que Dios tiene por sus hijos e hijas. Dilexit nos reitera que «el amor de Dios confiere a la humanidad una dignidad inalienable» y que, a través de nuestros actos de misericordia y justicia, manifestamos este amor de manera que proteja a las personas más débiles en nuestro entorno. En un mundo plagado de injusticias y desigualdades, Dilexit nos nos recuerda que los derechos humanos no son meros derechos legales o privilegios concedidos por los gobiernos o la sociedad, sino compromisos sagrados que reflejan nuestra herencia común como hijos e hijas de Dios.
En toda Europa y en el mundo aumentan las circunstancias que amenazan la dignidad humana: los desplazamientos forzosos, el aumento de las desigualdades sociales y económicas, la crisis climática, las guerras y la erosión de los valores democráticos. El miedo a la migración crece en Europa. La Unión Europea sigue reforzando sus fronteras exteriores con el efecto de que, en algunos casos, la atención a las personas migrantes y refugiadas se externaliza a otros países con poco respeto por la dignidad intrínseca de cada persona humana. Justicia y Paz Europa está de acuerdo con el papa Francisco en pedir una respuesta centrada en el ser humano a estos problemas acuciantes, una respuesta basada en los derechos humanos y en el respeto a la «Imago Dei». Esto debe reflejarse en las políticas, las prácticas y los propósitos, mirando en primer lugar la humanidad de las otras personas, y abordando las crisis con empatía y un firme compromiso con la justicia. La «Imago Dei» nos llama a una misión profética, exigiéndonos que miremos más allá de la política y los prejuicios, e inspirándonos para luchar contra las estructuras que sostienen la injusticia.
En su Tratado fundamental, la Unión Europea afirma que el respeto de la dignidad humana es el primero de los valores europeos. Los otros valores son la libertad, la democracia, la igualdad, el Estado de Derecho y el respeto de los derechos humanos. Por lo tanto, tiene un papel único que desempeñar en la construcción de un continente que respete y proteja los derechos de todos sus habitantes, y que también irradie justicia y paz a sus países vecinos y al mundo. Hacemos un llamamiento a los miembros del Parlamento Europeo y a la recién nombrada Comisión Europea para que den prioridad a una legislación basada en los derechos humanos que refuerce la protección de las comunidades marginadas y promueva el desarrollo humano integral -el desarrollo de cada persona y de toda la persona- tanto dentro de la Unión como en sus relaciones con otros países.
Que nuestra dedicación a ser «Imago Dei» y al Sagrado Corazón sirva de testimonio duradero de la dignidad humana trascendente y de los derechos de todas las personas. Pedimos una Europa en la que se respeten los derechos humanos, en la que se valore la imagen divina de cada persona y en la que la justicia y la paz no sean ideales lejanos, sino realidades vividas.
10 de diciembre de 2024
Comité Ejecutivo de Justicia y Paz Europa