Justicia y Paz Europa expresa su preocupación por el decepcionante resultado de la reciente conferencia sobre desarme nuclear
Declaración del Comité Ejecutivo de Justicia y Paz Europa sobre los
resultados de las recientes conferencias de desarme nuclear de la ONU.
"El respeto a los acuerdos internacionales de desarme no es una forma de debilidad, sino una fuente de fortaleza"
Con la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania y sus consecuencias, el mundo parece haber retrocedido a una nueva dinámica de Guerra Fría, que implica una peligrosa retórica con amenazas de uso de armas nucleares. La erosión del respeto a los principios del derecho internacional, incluidos los acuerdos de control de armas, socava la confianza dentro de la comunidad internacional. Junto con la renovada rivalidad estratégica entre las potencias nucleares y la evolución de las tecnologías, esto hace que el escenario de una detonación nuclear intencionada o accidental sea muy real.
En este contexto, la humanidad mira con esperanza dos importantes conferencias internacionales de desarme nuclear: la Primera Reunión de los Estados Partes del Tratado de Prohibición de Armas Nucleares (21-23 de junio de 2022) y la 10ª Conferencia de Revisión de las Partes del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (1-26 de agosto de 2022).
La Primera Reunión de los Estados Partes del TPAN -el primer acuerdo internacional jurídicamente vinculante para prohibir de forma general las armas nucleares- sembró algunas semillas de esperanza. En la Declaración Final y el Plan de Acción de Viena de 50 puntos, los Estados Parte reiteraron su firme compromiso con un mundo libre de armas nucleares. Esbozaron medidas concretas para poner en práctica esta visión, en complementariedad con otros instrumentos de la arquitectura mundial de desarme y no proliferación nuclear. Aunque oficialmente se basan en la doctrina de "disuasión nuclear", varios países mostraron su buena voluntad al asistir a la Conferencia como observadores. Sin embargo, ninguna de las potencias nucleares declaró adherirse a sus resultados. Lamentablemente, tampoco la Unión Europea fue capaz de encontrar la unidad para articular una posición afirmativa a este principal instrumento jurídico fuertemente inspirado en consideraciones éticas y humanitarias.
A pesar de las alarmantes palabras del secretario general de la ONU, António Guterres, en la apertura de la 10ª Conferencia de Revisión del TNP, afirmando que "la humanidad está a un solo malentendido, a un solo error de cálculo, de la aniquilación nuclear", quienes participaron en la Conferencia no pudieron acordar un documento final debido a las objeciones de la Federación Rusa. Tras el fracaso de la última Conferencia de Examen del TNP en 2015 para llegar a un consenso, esto constituye un acontecimiento muy decepcionante y preocupante para el régimen mundial de control de armas, en particular en el contexto geopolítico actual, que exige más bien la desescalada, la estabilización, el diálogo y la cooperación constructiva con vistas a reconstruir progresivamente la confianza que se ha visto gravemente afectada.
Siguiendo el prolongado compromiso de la Santa Sede con el desarme nuclear, el papa Francisco ha calificado en repetidas ocasiones de "inmoral" no sólo el uso, sino también la mera posesión de armas nucleares, ya que "tratar de defender y garantizar la estabilidad y la paz a través de una falsa sensación de seguridad y un "equilibrio del terror", sostenidos por una mentalidad de miedo y desconfianza, termina inevitablemente por envenenar las relaciones entre los pueblos y obstruir cualquier forma posible de diálogo real".
Como Justicia y Paz Europa, suscribimos plenamente las palabras del Papa y queremos recordar lo que declaró justo antes del lanzamiento de las dos conferencias de desarme de la ONU mencionadas: "Los tratados de desarme existentes son algo más que obligaciones legales. Son también compromisos morales basados en la confianza entre los Estados y entre sus representantes, enraizados en la confianza que" la ciudadanía deposita "en sus gobiernos, con consecuencias éticas para las generaciones actuales y futuras de la humanidad. La adhesión y el respeto a los acuerdos internacionales de desarme y al derecho internacional no es una forma de debilidad. Al contrario, es una fuente de fuerza y responsabilidad, ya que aumenta la confianza y la estabilidad".
Creemos que un mundo libre de armas nucleares es necesario y posible, y nos comprometemos a promover las "Diez propuestas" que la Santa Sede presentó para ello en su contribución a la 10ª Conferencia de Revisión del TNP. Entre ellas se encuentran:
- La continuación de los esfuerzos hacia la no proliferación y el cumplimiento de las obligaciones previstas en el artículo VI del TNP, con el fin de revitalizar la idea del desarme general y completo.
- Promover la entrada en vigor del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (TPCEN).
- Creación de zonas libres de armas nucleares.
- Universalización del Tratado de Prohibición de Armas Nucleares (TPAN).
- Reducción de los riesgos nucleares para disminuir los peligros de accidente, error de cálculo o escalada de un conflicto convencional a una guerra nuclear.
- Fomento de la transparencia y la verificación bajo el lema "confiar pero verificar".
- Restablecimiento del cortafuegos entre las armas convencionales y las nucleares, incluyendo la adopción conjunta de políticas declaratorias de no utilizarlas como primer uso.
- Reposición de la arquitectura del régimen de control de armas, incluyendo los tratados que han colapsado recientemente, como el acuerdo sobre Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio y el Tratado de Cielos Abiertos, e iniciar las negociaciones hacia un Tratado de Prohibición de la Producción de Material Fisible.
- Fomento de la educación para la paz y el desarrollo.
- Creación de un fondo mundial de ayuda a los pueblos más empobrecidos con cargo a los gastos militares.