«La guerra nos cuesta un mundo» #WarCostsUsTheEarth
"Este año de guerra en Ucrania ha supuesto un enorme impulso para el militarismo y los presupuestos militares en todo el mundo, especialmente en los países del Norte Global. Pero en la Campaña Global sobre el Gasto Militar (GCOMS) creemos que la respuesta debería ser la contraria: reducir drásticamente el gasto militar e invertir en seguridad común y humana".
GCOMS es una campaña internacional promovida por la Oficina Internacional de la Paz (International Peace Bureau) y fundada en diciembre de 2014. El objetivo general de esta campaña es presionar a los gobiernos para que logren importantes reasignaciones de gastos militares -especialmente en los países que más gastan- a cinco grandes áreas alternativas:
→ Paz: desarme, prevención y resolución de conflictos, seguridad común y humana;
→ Desarrollo sostenible y programas contra la pobreza;
→ Cambio climático y pérdida de biodiversidad: para su mitigación y adaptación;
→ Servicios públicos / justicia social, derechos humanos, igualdad de género y creación de empleo ecológico;
→ Programas humanitarios de apoyo a los grupos más vulnerables.
La 12ª edición de los Días de Acción Mundial sobre el Gasto Militar (GDAMS) tiene lugar del 13 de abril al 9 de mayo de 2023. El 24 de abril es el día principal de acción con motivo de la publicación por el SIPRI (Stockholm International Peace Research Institute) de los nuevos datos de 2022 sobre el gasto militar.
En 2021 el gasto militar mundial aumentó hasta los 2,113 billones de dólares. «Fue un 0,7% mayor que en 2020 y un 12% mayor que en 2012. Esta trayectoria ascendente se mantuvo a pesar de las fluctuaciones económicas inducidas por la pandemia de covid-19.
Los dos billones de dólares gastados en ejércitos representan una oportunidad perdida para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 y las metas del Acuerdo de París de 2015 sobre el cambio climático. Desviando una pequeña fracción de esta suma a estos objetivos podría mejorarse la seguridad en un sentido más amplio» [1].
El coste ecológico de una guerra suele pasar desapercibido, pese a suponer un problema casi irreversible. Los componentes de las municiones, los incendios, los ataques a infraestructuras nucleares, el drenaje de embalses o la inundación de minas de carbón provocan daños indirectos medioambientales. El envenenamiento de agua, aire y suelo muchas veces causa más muertes y enfermedades a largo plazo que el propio conflicto armado. Es lo que está sucediendo en Ucrania.
Los conflictos y el medio ambiente están estrechamente ligados. Por otro lado, "en todo el mundo, los recursos naturales han desempeñado un papel importante en al menos el 40% de los conflictos dentro de los países. El aumento de las temperaturas por el cambio climático amenaza ahora con agravar aún más las tensiones y el estrés medioambiental" [2].
Si las fuerzas militares existieran para proteger a las personas, preservarían nuestros recursos compartidos. Sin embargo, se utilizan con mayor frecuencia para despejar el camino a la extracción empresarial y la destrucción que genera.
Así la campaña GCOMS, desde sus áreas de reasignación,
propone una desviación de gastos y fondos militares hacia la mitigación de los
efectos de la crisis climática, que constituye una verdadera política de
seguridad para la paz. Es urgente
establecer prioridades y actuar por la paz y la justicia. #WarCostsUsTheEarth
#GCOMS #Demilitarize
[1] "Armaments, desarmament and international security". SIPRI Yearbook 2022.
[2] Mensaje del Día para la Prevención de la Explotación del Medio Ambiente en la Guerra y los Conflictos Armados. António Guterres, secretario general de la ONU, 6 de noviembre de 2021.
Llamamiento campaña 2023
«La guerra nos cuesta un mundo» Súmate
«Los ejércitos del mundo son responsables de aproximadamente el
cinco por ciento de las emisiones mundiales de gases de efecto
invernadero, sin embargo su huella de carbono, así como las diversas
formas en que contribuyen al colapso climático, rara vez se examinan.
Nuestros gobiernos gastan actualmente más de 2 billones de dólares en
militarización, pero esta expansión militar es incompatible con los
esfuerzos para alcanzar los objetivos esenciales de emisiones y
exacerbará, no frenará, la emergencia climática. La guerra y los
conflictos armados no sólo conducen a la muerte y la destrucción, sino
también a la devastación medioambiental y al colapso climático. Aunque
nuestros gobiernos argumenten que ese gasto en «defensa» es necesario,
en última instancia nos dejará indefensos ante la amenaza existencial
que supone la crisis climática.«Descarga aquí