La ética de la realidad

24.05.2024

Reflexiones de Justicia y Paz de cara a las elecciones al Parlamento Europeo del próximo 9 de junio en base a tres textos bíblicos. Justicia y Paz, entidad de la Iglesia católica, desde su compromiso con los Derechos Humanos y la dignidad de la persona, inspirada por los principios de la Doctrina social de la Iglesia y en sintonía con la enseñanza de Francisco, que ya en su encuentro con el Cuerpo diplomático en enero de 2018 afirmaba que:

«El mismo Señor Jesús, curando al leproso, devolviendo la vista al ciego, deteniéndose con el publicano, perdonando la vida a la adúltera e invitando a preocuparse del caminante herido, nos ha hecho comprender que todo ser humano, independientemente de su condición física, espiritual o social, merece respeto y consideración. Desde una perspectiva cristiana hay una significativa relación entre el mensaje evangélico y el reconocimiento de los derechos humanos».

La responsabilidad evangélica nos lleva asumir tres obligaciones éticas que ya en su momento anticipaba Ignacio Ellacuría: cargar con la realidad, hacerse cargo de la realidad y encargarse de la realidad. Unas obligaciones de las que como personas cristianas y ciudadanía responsable no nos podemos abstraer de proponer.

Las elecciones al Parlamento Europeo y la hora grave que vive Europa nos dan la ocasión de poner en práctica esta triple responsabilidad para lo cual nos inspiraremos en tres textos de las Escrituras.

Primer texto: Cargar con la realidad.

¿Soy yo acaso el guardián de mi hermano? (Génesis 4, 9)

La respuesta es sí. El ejemplo de vida de Jesús de Nazaret, que se solidarizó con sus hermanos y hermanas más vulnerables y que sufrían opresión, denunciando tanto a quienes les oprimían como a las estructuras que les oprimían, así nos lo enseña. Ejemplo también de tantas mujeres y hombres que a lo largo de la historia y aún hoy en día han arriesgado sus seguridades, e incluso su vida, en favor de la dignidad de sus hermanos y hermanas.

Somos así responsables de las personas migrantes expulsadas de sus países de origen por estructuras injustas y que se ven obligadas a buscar legítimamente un proyecto de vida en países seguros para ellas y sus familias. Somos responsables de las personas que han sido desahuciadas de sus viviendas, somos responsables de quienes sufren violencia de género, somos responsables de las personas que sufren pobreza infantil, de nuestra juventud precarizada que lucha por abrirse camino en una vida que les ofrece pocas oportunidades.


Nos hacemos responsables en estas elecciones:

  • Votando a favor de aquellas opciones políticas que aboguen por poner fin a estructuras que:
  • Vulneran la dignidad humana como el Pacto Europeo de Migración y Asilo.
  • Apuestan por la militarización de las fronteras europeas y el envío de personas migrantes a terceros países que no respetan los derechos humanos.
  • Votando contra aquellas opciones políticas esencialistas que cultivan discursos de odio o desconfianza hacia quien es diferente o se encuentra en una situación de vulnerabilidad.
  • Votando las opciones políticas que se posicionen claramente a favor de la paz y en contra la guerra y el aumento de los gastos militares, ya que estas últimas políticas están alentadas desde discursos que generan miedo e incertidumbre.
  • Votando a favor de opciones políticas que no den rienda suelta al mercado como único o muy principal gestor y dispensador de bienes y servicios, sino que abogan por estructuras públicas de protección en que los derechos económicos, sociales y culturales estén protegidos y que corrijan los desequilibrios del mercado.
  • Votando a favor de aquellas iniciativas que apuestan por el respeto al medio ambiente y en contra de aquellas posturas negacionistas.

Segundo texto: Hacerse cargo de la realidad.

Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te ha condenado? Yo tampoco. (Juan 8, 10)

Si Jesús no condena, ¿quiénes somos nosotras y nosotros para hacerlo? Tenemos la responsabilidad ética de no condenar y, por tanto, de levantar y potenciar a quienes la sociedad condena. En especial aquí ponemos énfasis en los derechos de las mujeres y las niñas, pero también los derechos de la población LGTBIQ+ a ser respetada en su identidad. También a aquellas personas pertenecientes a minorías étnicas o culturales que son perseguidas.

No condenar es salir al paso de la crítica fácil, del desprestigio en los espacios tanto formales como informales que se generan en zonas tradicionalmente patriarcales. Unos espacios en los que podemos poner en evidencia estas actitudes machistas de modo que quienes las practican "se vayan retirando, empezando por los más viejos" (Jn 8,9).

No condenar es denunciar los "techos de cristal" y las prácticas que discriminan a la mujer en el acceso al mercado laboral, a los servicios, a los puestos de responsabilidad social, económica y política.

No condenar es denunciar discursos negacionistas de la violencia de género o que los maquillan bajo otros epígrafes como "violencia doméstica" o "violencia familiar".


Nos hacemos responsables en estas elecciones:

  • Votando a aquellas opciones políticas en las que los derechos de la mujer y la protección de las distintas manifestaciones de la identidad sexual sea inequívoca.
  • Votando a favor de opciones políticas que no nieguen ni desvirtúen la violencia de género.
  • Votando a favor de aquellas opciones que promuevan enfoque de género en sus actuaciones y para ello promuevan iniciativas de acción positiva.

Tercer texto: Encargarse de la realidad.

Como ustedes ven, en todo lo que hizo no hay nada que merezca la muerte así que después de castigarlo lo dejaré libre. (Lc 23, 19)

Este texto nos alerta contra el riesgo de contemporizar con la injusticia para supuestamente prevenir injusticias mayores, con prácticas de intentar aplacar temporalmente al que realiza la injusticia, permitiéndole impunidad, asumiendo la injusticia y manteniendo a buen seguro las zonas de confort. Es el discurso que aboga por asumir políticas duras en materia migratoria, de destrucción de empleo, de carácter social, para así contentar a la población y supuestamente desactivar discursos y opciones políticas más extremas que pueden ser "peores". Todas aquellas ideas que afirman que es preferible "perder un poco para no perderlo todo".


Nos hacemos responsables en estas elecciones:

  • No votando a opciones que presentan posiciones ambiguas o contemporizadoras en lo relativo a los derechos y la dignidad de la persona.
  • Votando a opciones políticas que en su actuar cotidiano ejercitan la transparencia y la veracidad en los datos e informaciones que difunden, sean accesibles en su comunicación con la ciudadanía y escrupulosas en el manejo de los fondos públicos.
  • Respaldando aquellas opciones políticas que garanticen, promuevan y potencien espacios de participación ciudadana en las iniciativas políticas que implementen y generen, no únicamente en las primeras fases de gestión de estas como ya sucede, sino a lo largo de ulteriores fases incluida la rendición de cuentas.

Estas claves son desde las que Justicia y Paz se sitúa con los ojos abiertos, la mano pronta y el corazón sensible para interpretar los signos de los tiempos y cumplir con la misión que la Iglesia le ha encomendado.

Comisión General de Justicia y Paz de España

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