Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo

20.05.2022

En un momento de odio e intolerancia contagiosos, no solo debemos defender la diversidad, sino invertir en ella. Las sociedades de hoy son multiétnicas, multirreligiosas y multiculturales; eso es una riqueza, no una amenaza. Pero debemos velar por que toda comunidad sienta que se respeta su identidad, su cultura.

Apoyemos la cultura y contribuyamos a su potencial de fomentar el diálogo y el desarrollo en beneficio de todas las personas. (Antonio Guterres, secretario general de la ONU, 2022).


El 2 de noviembre del año 2001, en parte motivado por los atentados del 12 de septiembre, la UNESCO en su treinta y unava reunión plenaria realizó la Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural de nuestro planeta y reconoció en su artículo primero que esta diversidad es patrimonio común de la Humanidad que debe ser reconocida y consolidada para el bien de las generaciones presente y futuras, puesto que el arte, las tradiciones, los inventos técnicos, el folclore, la ciencia, la filosofía, las leyendas, las cosmogonías, etc., que han concebido y desarrollado todas las etnias de todos tiempos, desde las cuevas de Altamira a los videojuegos, son el gran patrimonio que el ser humano ha forjado a lo largo de los siglos y que, por tanto, debemos cuidar y conservar.

Durante mucho tiempo, especialmente, el hombre blanco, y decimos hombre entendiendo como ser humano del sexo masculino, ha despreciado otras culturas al considerar que su civilización era muy superior a la de otros continentes y etnias, lo que ha ocasionado la destrucción, olvido y expolio de muchas culturas, salvo honrosas excepciones como la Escuela de Traductores de Toledo, que mediante la colaboración de árabes, cristianos y judíos contribuyó al desarrollo de la Europa medieval con la traducción de importantes obras filosóficas, literarias y científicas del árabe al latín.

La consideración de culturas inferiores o infraculturas de conocimientos o expresiones artísticas alejados de los cánones occidentales, no solo ha supuesto la marginación de muchas formas de arte o de pensamiento, sino que ha llevado a la discriminación de seres humanos que bajo el dictamen de los hombres blancos eran seres atrasados, de ahí que se crearan imperios y colonias, a la vez que la civilización europea se autoelogiaba por llevar el progreso a todas las partes del mundo[1].

Este desprecio ha llevado a prácticas tan aberrantes como la "caza" de seres humanos en África para esclavizarlos, o la exhibición de seres humanos de otras etnias, vivos o muertos, como sucedió con Sara Baartman, conocida despectivamente como la Venus Hotentote, esta mujer Khoikhoi fue esclavizada por los ingleses y exhibida como un animal en zoológicos humanos de Londres, en el siglo XIX, y tras su muerte fue exhibida en el museo Trocadero de París, hasta que Nelson Mandela reclamó sus restos para inhumarlos con dignidad.

Curiosamente, en este mismo museo, Pablo Picasso, a principios del siglo XX, al contemplar las máscaras africanas expuestas en las salas denominadas de "arte primitivo", pintó, inspirado en ellas, un cuadro revolucionario en la historia del arte: Las señoritas de Avignon. Un buen ejemplo de la interculturalidad.

Las iglesias cristianas no han sido, por desgracia, ajenas a este desprecio, un ejemplo no muy lejano, siglo XX, lo tenemos en los colegios anglicanos, católicos, etc. en Canadá donde se internó a los niños nativos para formarlos en la civilización occidental sin tener en cuenta su identidad. En relación con esta cuestión el papa Francisco ha señalado en abril de este año: "siento vergüenza y dolor por el papel que algunos católicos [...] han tenido en todas estas cosas que les han herido [...] y la falta de respeto mostrada hacia su identidad, su cultura e incluso sus valores espirituales"

Por eso nuestra cultura occidental, quizá más que otras, requiere de un día que celebre la diversidad, pues, precisamos entender que "mi cultura" es mi riqueza y que la cultura de otro ser humano es su riqueza, y que si ambos las compartimos no solo preservaremos el bien cultural de cada uno de nosotros, sino que nos enriqueceremos como personas y podremos dar paso a nuevas formas de arte y de tradiciones.

Sin el respeto y el diálogo entre las diferentes culturas, no será posible una paz justa, idea que recoge el papa Francisco en su encíclica Fratelli Tutti, a través de unas sugerencias maravillosas para la estima mutua entre las personas, reflejadas en el propio título de la encíclica, pues, la hermandad lleva a la armonía y nos abre, como dice Francisco, a una "civilización (una cultura) del amor" (FT, 183), de ahí que nos pida a todos los seres humanos que conservemos nuestras "respectivas identidades culturales y religiosas" y estemos "abiertos a las diferencias y sepan cómo valorarlas en nombre de la fraternidad humana" (FT, 129).

La cultura, de acuerdo con la definición de la UNESCO, es: "el conjunto de los rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o un grupo social", por eso no nos puede extrañar que la palabra cultura venga del verbo latino colo que significa cultivar. Cultivar para alimentar el espíritu del hombre, y al igual que pasa con nuestro cuerpo si nos nutrimos de un solo alimento por rico que sea tendremos carencias, y si nos nutrimos de una sola cultura, la nuestra, por muy desarrollada que esté, tendremos deficiencias, de ahí que el ser humano precise de un sereno intercambio cultural.

En este sentido, el Papa nos dice: "Un país crece cuando sus diversas riquezas culturales dialogan de manera constructiva: la cultura popular, la universitaria, la juvenil, la artística, la tecnológica, la cultura económica, la cultura de la familia y de los medios de comunicación" (FT, 199), y si sustituimos país por la Casa Común, el resultado será aún más fascinante. Abramos los ojos a otras culturas para descubrir lo que de maravilloso tienen; para ello nada mejor que el diálogo con nuestros hermanos de otras partes del mundo, ahora no es difícil hacerlo incluso en nuestras calles, trabajos o universidades. Disfrutemos de la diversidad y conseguiremos un mundo mejor y más hermoso, gracias a LA BELLEZA DE LA INTERCULTURALIDAD.

Pilar de la Rosa

Secretaria Justicia y Paz, Madrid

[1] El reconocimiento y valoración de todas las culturas no implica, en absoluto, aceptar costumbres aberrantes, alejadas del verdadero sentido de los valores culturales al atentar contra los derechos del ser humano, especialmente en lo que se refiere a la dignidad de las mujeres, pues su único fin es el sometimiento, como pueden ser, por ejemplo, la ablación de clítoris o el burka.