Año Internacional del Diálogo como Garantía de Paz

03.02.2023

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha declarado el año 2023 Año Internacional del Diálogo como Garantía de Paz. Esto es un desafío sobre todo para las personas creyentes de las distintas tradiciones religiosas, pues vivimos en un mundo en el que las guerras, la violencia, la desigualdad y las consecuencias del cambio climático trazan un panorama dramático.

Millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus lugares de origen hacia un destino incierto, en condiciones de pobreza, hacinamiento, inseguridad y sin garantía de sus derechos fundamentales.

Los conflictos bélicos en el mundo, que actualmente son alrededor de 30, no se resuelven con las armas. El armamentismo genera una espiral de violencia y devora la comida de los hambrientos. El único camino para la resolución de conflictos es el diálogo. El papa Francisco señala en la encíclica Fratelli tutti que las distintas religiones ofrecen un valioso aporte para la construcción de la fraternidad, la defensa de la justicia y la paz universal. "No habrá paz entre las naciones sin paz entre las religiones. No habrá paz entre las religiones sin diálogo entre ellas", decía Hang Küng.

De la comisión diocesana de Justicia y Paz de Murcia surgió el Grupo de Diálogo Interreligioso, cuyo compromiso, concebido como un horizonte al que hay que caminar, se ha concretado en el siguiente Decálogo:

1. Conocer la historia de las diferentes tradiciones religiosas y penetrar en la mística de cada una de ellas. El conocimiento mutuo despeja el camino para el respeto y el diálogo.

2. Ser testimonio de la paz que nace de la justicia y la fraternidad universal en base al principio ético que aparece en todas las religiones: Haz a los demás lo que tú deseas que hagan contigo, no hagas a los demás lo que no quieres que hagan contigo.

3. Proclamar nuestro firme rechazo a todo tipo de violencia, guerra y armamentismo, porque son opuestos a la espiritualidad de las religiones, cuya esencia es el amor.

4. Favorecer el respeto y la estima recíproca, a fin de conformar una convivencia pacífica y solidaria entre los miembros de las diversas nacionalidades, culturas y religiones; y promover la cultura del diálogo como medio de resolución de conflictos, para que aumente la comprensión y la confianza entre las personas y entre los pueblos.

5. Defender el derecho de toda persona a vivir una existencia digna según su identidad cultural y religiosa. Consecuentemente, abrir nuestro corazón a la acogida de migrantes y refugiados, considerándolos como hermanos y hermanas.

6. Perdonarnos mutuamente los errores y los prejuicios del pasado y del presente. Y sostenernos en el esfuerzo común por vencer el egoísmo, el odio, el racismo, la xenofobia, la aporofobia y la islamofobia, aprendiendo del pasado que la paz sin justicia social y respeto mutuo no es verdadera paz.

7. Estar del lado de quienes sufren vulnerabilidad, rechazo y abandono, convirtiéndonos en voz de quienes no tienen voz y trabajando concretamente para superar esas situaciones, con la convicción de que nadie puede ser feliz si los demás no son felices.

8. Apoyar cualquier iniciativa que promueva la amistad entre los pueblos, con el convencimiento de que el progreso económico y tecnológico no conduce al bienestar si no hay valores éticos, sobre todo justicia y amor solidario, como señala Francisco en Fratelli tutti.

9. Defender y cuidar la naturaleza, nuestra casa común, haciendo lo posible por frenar el cambio climático que es una amenaza para la humanidad y para el planeta.

10. Solicitar a las personas responsables de las naciones que hagan todo lo posible para que, en el ámbito local, regional, nacional e internacional, se construya y se consolide un mundo de solidaridad y de paz fundado en la justicia. Por ello apoyamos el TPAN (Tratado de Prohibición de Armas Nucleares) y la Propuesta de Refundación de la ONU para garantizar la justicia, la convivencia y la paz en el mundo.

Fernando Bermúdez
Justicia y Paz de Murcia