Tras la paz, la seguridad y el desarme nuclear a través de nuestra humanidad común

24.07.2024

Como personas de fe y con los valores asociados a ella, comprometidas con la construcción de un mundo pacífico, seguro y justo, hacemos un llamamiento a los Estados Parte del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) para que aprovechen la oportunidad del Comité Preparatorio del TNP de 2024, que tendrá lugar en la sede de las Naciones Unidas en Ginebra, para promover enfoques comunes de seguridad con el fin de resolver pacíficamente los conflictos internacionales, poner fin a la guerra y lograr la paz y la seguridad de un mundo libre de armas nucleares.

En la actualidad, nuestra comunidad mundial se enfrenta a una intensa polarización internacional y a conflictos armados más numerosos y destructivos que en ningún otro momento desde el final de la Guerra Fría. Esto ha elevado considerablemente el riesgo de guerra nuclear.

También nos enfrentamos a otras amenazas existenciales para la humanidad y la creación derivadas del cambio climático, la acidificación de los océanos y otros graves riesgos para nuestros ecosistemas planetarios, todo ello agravado considerablemente por los conflictos internacionales y la guerra.

Abordamos estas cuestiones desde principios y valores compartidos por las principales religiones y confesiones del mundo y por muchas visiones del mundo basadas en valores. Estos principios y valores son similares a los principios básicos del derecho internacional y, si se utilizaran mejor, podrían ayudar a los gobiernos a navegar colectivamente hacia un futuro pacífico y sostenible.

Estos principios incluyen la justicia, la equidad, la reciprocidad, la tutela/ custodia, la protección de la creación (el mundo), la humanidad común, la responsabilidad social, la dignidad humana y el respeto.

¿Cómo se aplican estos principios a la cuestión de las armas nucleares y a la aplicación del TNP? Sugerimos lo siguiente:

Protección de la creación: La guerra nuclear supone una amenaza existencial para el planeta. El objetivo más importante del TNP, tal y como se expresa en el primer párrafo del Tratado, es evitar la guerra nuclear. Las políticas actuales y las posturas de amenaza violan este objetivo.

Animamos a los Estados poseedores de armas nucleares y a sus aliados a prevenir la guerra nuclear y a proteger el mundo retirando todas las armas nucleares del estado de alerta y adoptando políticas de «no primer uso» como primeros pasos hacia la prohibición global y la eliminación de las armas nucleares. Animamos al TNP a afirmar que la amenaza o el uso de armas nucleares es inadmisible e ilegal.

Reciprocidad: La disuasión nuclear se basa en la amenaza de destrucción masiva sobre el adversario. Esto viola el principio de reciprocidad, también conocido como la «regla de oro» en muchas religiones. La reciprocidad es el principio según el cual tratas a las demás personas como te gustaría que te trataran a ti. Un enfoque que viola la reciprocidad es injusto e inestable.

Animamos a los Estados Parte del TNP a afirmar que su seguridad individual depende de que todos los Estados estén seguros. Animamos a los Estados con armas nucleares y a los Estados aliados a que sustituyan su dependencia de la disuasión nuclear por enfoques que no disminuyan la seguridad de los demás y del mundo.

Humanidad común: El principio de humanidad común sostiene que no somos únicamente personas o naciones individuales, sino que también compartimos una conexión común, un hogar (nuestro planeta) y el futuro. En cierto modo, somos parte del pasaje de la «nave espacial Tierra». Las armas nucleares nos dividen y nos impiden gestionar nuestro planeta de forma cooperativa.

Animamos a los Estados a afirmar nuestra humanidad común y a afrontar mejor los retos de hoy y de mañana -incluidas las amenazas de agresión- utilizando y reforzando mecanismos de gobernanza mundial como las Naciones Unidas y el Tribunal Internacional de Justicia para construir una seguridad común en lugar de depender de las armas nucleares.

Responsabilidad social: El principio de responsabilidad social sostiene que deben satisfacerse las necesidades básicas de todas las personas y que nadie debe quedarse atrás. Este principio se refleja en los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El equivalente a 90.000 millones de euros gastados cada año en el desarrollo, producción y despliegue de armas nucleares está drenando recursos (humanos y financieros) que son necesarios para eliminar la pobreza en el mundo y alcanzar los ODS.

Animamos a los Estados a que reconozcan su responsabilidad social poniendo fin a las inversiones en armas nucleares y reasignando estas inversiones para atender las necesidades humanas básicas.

Tutela/custodia: El principio de tutela/custodia sostiene que la humanidad no es dueña de la Tierra, aunque parte del territorio esté dividido en propiedad privada. Más bien guardamos/custodiamos el mundo tanto para las generaciones actuales como para las futuras. Quienes vivimos hoy no debemos legar a las generaciones futuras una amenaza continua de aniquilación nuclear.

Animamos a los Estados a que reconozcan su responsabilidad como guardianes de la Tierra para las generaciones futuras comprometiéndose colectivamente a lograr la eliminación mundial de las armas nucleares a más tardar en el 75 aniversario del TNP, comenzando ahora con un acuerdo negociado y verificable. Podría tratarse de un acuerdo marco, de una convención global sobre armas nucleares o de protocolos del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares que prevean la adhesión universal al tratado.

Excelencias, Estados Parte del TNP:

Les animamos a emprender estas acciones en el Comité Preparatorio del TNP de 2024, y también a aprovechar otras oportunidades que brindan las Naciones Unidas para seguir avanzando en estas acciones, incluyendo la Cumbre del Futuro de la ONU «Multilateralismo para un Mañana Mejor» en septiembre de 2024, la Primera Sesión del Comité de la Asamblea General de la ONU en octubre de 2024 y la Cumbre de la ONU para el Desarrollo Social en 2025.

Por nuestra parte, como personas y comunidades religiosas de todo el mundo, seguimos comprometidas a trabajar en cooperación con ustedes y con otras partes interesadas para construir una mejor gobernanza mundial para un mundo que sea seguro frente a la agresión y la guerra, sin depender de las armas nucleares. Nuestras diversas tradiciones religiosas nos recuerdan que no sufrir prisión en nuestra realidad actual. Somos personas creativas, resistentes y capaces de crear un mundo mejor y más seguro para las generaciones actuales y futuras. [Documento original].

Vivimos en un momento histórico de escalada de la confrontación militar y de inversión en la modernización de las armas nucleares, que el año pasado alcanzó los 91.400 millones de dólares. Esto contribuye a la retórica amenazante para la paz mundial, al tiempo que asistimos a la fractura del diálogo y la acción multilateral. La paz consiste en generar opciones para el buen vivir». Comisión General Justicia y Paz

Personas y entidades firmantes