Justicia y Paz acoge claves para un estilo de vida sencilla
- Las motivaciones para una sobriedad voluntaria suponen ser conscientes de lo poco que se necesita para vivir en plenitud y practicar la justicia.
- En la UE se consumen más de 100.000 millones de bolsas de plástico y solo se recicla un 9% a nivel mundial y un 27% en España.
- Decrecer requiere la participación de un gran número de personas y supone otro tipo de políticas donde lo comunitario es el camino, el fin y la vida.
La Comisión General de Justicia y Paz continúa con los seminarios web sobre los objetivos Laudato si' en el Año dedicado a esta encíclica. El lunes 22 marzo compartió experiencias de vida comprometidas con el decrecimiento y el cuidado del planeta, desde la austeridad que tiene como objetivo compartir y cuidar.
Estas claves nos vinculan hoy con la sencilla vivencia de la Semana Santa y la alegre felicidad de la Pascua de la comunidad que, junta, promueve soluciones de vida en la casa común, en especial en este tiempo de pandemia.
Las motivaciones para una sobriedad voluntaria provienen de ser conscientes del hecho de lo poco que se necesita para vivir bien y en plenitud. Si disponemos de lo suficiente para vivir, podemos poner la importancia en el ser. A ello ayuda la práctica de la meditación y la oración que nos hace vivir de forma consciente. Además la sobriedad es un ejercicio de justicia, solidaridad, compasión y respeto medioambiental ante la desigualdad que existe en el mundo.
Pasos prácticos son la comunicación de bienes, con quien más lo pueda necesitar y para compartir recursos, y la utilización de la banca ética. El consumo con justeza favorece el consumo con justicia. Es importante recordar que en la vida hay límites físicos, biológicos y éticos frente a la ingente cantidad de información, a veces desinformación debido a las fake news, la publicidad de las empresas, los datos ilimitados o los deseos incontrolados.
Lo más sostenible es lo que ya tienes, hazlo durar
La movilidad es una de las grandes causas del cambio climático. Vivir la sobriedad supone apostar por moverse poco y, a ser posible, en transporte público o caminando. El coche es como la lavadora o el horno; hay que llenarlos antes de su uso porque en otro caso se desperdicia energía. Este tipo de transporte ocupa el 80% del espacio público a pesar de ser el modo más contaminante e ineficiente. En las ciudades españolas, el 75% del NO2 procede del tráfico rodado y se genera justo donde vivimos. Es un problema sanitario de primer orden que causa 38.600 muertes prematuras al año: abortos espontáneos, enfermedades pulmonares, enfermedades neurológicas en los niños, etc. Reducir el número de coches en el centro de las ciudades, construir aceras más anchas, conectar la periferia de la ciudad con transporte público o habilitar más carriles bici son soluciones más sostenibles. La ciudad en la que todos los servicios están a 15 minutos caminando también es una práctica para disminuir la contaminación y configurar una gran ciudad compuesta de pequeños núcleos urbanos. Otras soluciones son reducir el tamaño y la potencia de los coches, compartir su uso con otras personas, utilizar el tren en viajes interurbanos, si es posible, y volar únicamente cuando se necesita.
La alimentación ecológica, local, de temporada y de comercio justo limita el listado de ingredientes de la dieta, que puede seguir siendo sana y equilibrada. Retomar la producción en huertos comunitarios, la compra en tiendas de cercanía o acudir a pequeños mercados o tiendas donde se venden los productos a granel, favorecen la economía social y solidaria, limitando la contaminación, los productos altamente procesados, envasados y el uso de plásticos. Este último material lo tenemos segundos en nuestras manos y tarda cientos de años en degradarse. Una botella de plástico tarda 500 años, por lo que se proponen las botellas reutilizables. Los plásticos que llegan al océano se convierten en microplásticos, encontrados ya en las larvas de peces, que después consumimos. Al final, todo está interconectado.
Para evitar el uso de bolsas de plástico en la compra se pueden utilizar bolsas de tela, carritos, carros, cestas, mochilas. Otras propuestas son dejar de utilizar cubiertos, platos y pajitas de un solo uso; buscar cosméticos que no contengan microesferas; intentar que nos rellenen la comida en táper y tarros reutilizable. El último paso sería el reciclaje.
En la compra se pueden evitar las latas, botes, tetrabriks, tarrinas, plásticos, etc. y elegir textiles, muebles y electrodomésticos de segunda mano que son más baratos, poniendo en circulación lo que existe y reparándolo.
Otro de los grandes problemas de la contaminación es la moda o la fast fashion, ya que nos han conseguido convencer de que necesitamos ropa cada semana. Se producen múltiples microtemporadas al año. Este hecho incrementa la huella ecológica y el comportamiento de mayor consumismo. Cada persona compra un 60% más de ropa que hace 15 años y la conserva la mitad de tiempo. Pero un 40% de estas prendas nunca se ponen y se tiran sin haberse utilizado. Miles de millones de toneladas de ropa, que contaminan el agua y el aire porque la ropa tiene tóxicos, acaba en vertederos o incineradoras. Ha habido momentos en los que el color de los ríos de Asia ha sido el de la moda de Europa. En España solo se recicla el 10% de la ropa y debería ser el 50% por normativa.Viajar con equipaje ligero
El disfrute de la naturaleza juega un importante papel en la práctica de un ocio no consumista.
El mundo rural ofrece otro espacio donde vivir con menos. La vida en un pueblo ofrece paz, ritmo más humano, ausencia de ruidos, conocimiento de las personas y del entorno natural. Permite contemplar la naturaleza y la vida al mismo tiempo de forma cotidiana. Se vive en comunidad con menor cantidad de personas pero mayor cercanía, mejorando la convivencia. Permite estar con la gente, escucharla, observarla, empatizar, participar y vivir en la naturaleza. No existen grandes distancias para las actividades diarias. Se superan obstáculos constantemente porque no se dispone de los servicios necesarios pero se fomenta el perfil emprendedor para solucionar ciertas necesidades, incluso laborales. Se utiliza de forma más racional el móvil, que en muchos lugares no tiene cobertura. Se fomenta el autoconsumo, la autogestión y la compra local de lo que hay. En este medio es más fácil subsistir en momentos de crisis. El consumo es más difícil porque no hay variedad de tiendas pero se pueden realizar pedidos voluminosos de forma conjunta, para varias familias, utilizando internet.
Cada vez existen más iniciativas que ayudan a la gente mayor a permanecer en su medio aunque sigue siendo necesario dotar de una mayor financiación y realizar una mejor gestión de los servicios sociales, que coordinen y optimicen los escasos recursos y servicios del medio rural.
Las propuestas y criterios presentados orientan también el voto electoral. Al hablar de la recuperación de la senda del crecimiento económico o de incentivar el consumo para revitalizar la economía se promueve la degradación ambiental y humana. En 2050, 9.600 millones de personas habitarán el planeta. Hoy en día, se extraen y emplean alrededor de un 50% más de recursos naturales que hace 30 años. Es preferible procurar el decrecimiento en lo material y el reparto con justicia sobre todo hacia los colectivos más necesitados.
La importancia de la comunidad
La sobriedad tiene muchas dimensiones y es necesaria la implicación en ellas desde algunas claves. La más importante es el convencimiento personal porque estos pasos brotan del interior; también se llama conversión ecológica. Es el sentimiento de sentirse hermanado con lo que existe y se manifiesta en el consumo. Una segunda clave es hacer lo que se puede según la situación de cada persona. No hay argumentos válidos comunes pero hay que poner esfuerzo y motivación. Otra clave es saber que no podemos ser 100% coherentes en todos los ámbitos de la vida. Aceptar la hospitalidad de otras personas es un valor muy importante para lo que a veces es necesario cambiar la prioridad de las actuaciones.
Cada vez que consumimos, estamos decidiendo qué tipo de empresas queremos que gestionen el planeta. La responsabilidad no está solo en las personas consumidoras sino que las empresas y los gobiernos tienen que tomar el liderazgo en el cambio de modelo; tienen que empezar a decrecer para crecer de una manera justa.
La última clave es juntarnos para apoyarnos, estimularnos, consolarnos, celebrar, buscar estrategias e información. De forma individual no se llega muy lejos. Es mejor asociarnos para que la unión logre un cambio.