Ante la ley que prohíbe actividades de la UNRWA a favor de personas refugiadas palestinas
Somos una entidad a la que nos preocupa la dignidad de las personas y de los pueblos, el respeto y la defensa de sus derechos inalienables y la obligación ética y moral de preservarlos, como sociedad y como Iglesia, y denunciar sus atropellos exigiendo políticas de respeto y reparación. Por ello, manifestamos nuestra profunda preocupación por la aprobación de las dos leyes, el pasado lunes 28 de octubre, del Parlamento de Israel de prohibir las actividades de la UNRWA. Preocupación manifestada también, y a la que nos unimos, por muchas agencias humanitarias, como un atentado al Derecho Internacional, cuando este organismo y las ayudas que facilitan nunca habían sido tan necesarias y urgentes como ahora.
Las consecuencias humanitarias y políticas se manifiestan de gran alcance, dejando en una absoluta indefensión y abandono al pueblo de Palestina en cualesquiera de los territorios y campamentos de personas refugiadas de este sufrido pueblo, bien sea en Cisjordania, Gaza o Líbano, con consecuencias también en Jordania y Siria. Tal y como lamentó el jefe de la UNRWA, Philippe Lazzarini, "Estos proyectos aumentan el sufrimiento de los palestinos y equivalen nada menos que a un castigo colectivo".
Si ya el pasado 2 de octubre, el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, manifestaba que "Ya es hora de detener este pernicioso ciclo de escalada tras escalada que está llevando a los pueblos de Oriente Medio directamente al precipicio", un mes después la realidad en esta región adquiere nuevas características del drama de una guerra que se sabe es una derrota desde el principio, porque la "guerra no perdona" y solo, solo, beneficia a los intereses económicos, financieros y de dominación de la industria armamentística y de las multinacionales de reconstrucción.
Se han traspasado todos los limites del Derecho Internacional día tras día, y nos aboca a sentir impotencia al resto de la humanidad ante una realidad que vivimos en riguroso directo, pero ante la que no queremos acostumbrarnos. No queremos vacuna ni anestesia ante el atropello, sufrimiento y muerte de tantas personas.
El diálogo, el ejercicio de la diplomacia entre Estados y gobiernos, y el multilateralismo, están heridos de muerte y viven sus horas más bajas en la historia de la humanidad de estos últimos siglos.
El respeto, la defensa de la dignidad humana y la preservación no solo de las infraestructuras, cultura, tradiciones, territorios, medioambiente, sino de los derechos "de toda la persona y de todas las personas", es como si hubieran prescrito ante el monstruo de la guerra y las políticas de imposición del poder de unos Estados sobre otros, de unos pueblos sobre otros.
Es absolutamente necesario un alto el fuego en Medio Oriente y acabar con un mundo que tiene abiertas otras 35 guerras notificadas por organismos internacionales, y caminar hacia un mundo de paz y hermandad, de diálogo y respeto de la vida.
Por todo ello, hacemos un llamamiento a personas con liderazgo mundial, político, social y religioso a fin de:
- Que utilizando todos los medios diplomáticos demanden retirar y revocar estas leyes al Estado de Israel, al igual que exigirle llegar a un alto al fuego y recuperar la vía de la legalidad de los acuerdos internacionales para una convivencia basada en la paz y en el respeto.
- Reconocer, recuperar y reforzar la autoridad de las Naciones Unidas como garante del diálogo y de la paz entre los países.
Igualmente, pedimos a la sociedad civil no bajar la guardia ante estos atropellos y trabajar por la paz desde lo pequeño a lo más grande, con espíritu crítico.
Estas leyes contra la UNRWA, además de las acciones bélicas indiscriminadas e injustificadas contra la población civil del pueblo palestino y las infraestructuras de Gaza, Cisjordania y ahora Líbano, van contra la resolución de la Corte Internacional de Justicia (ICJ), que declaró en marzo de 2024: "De conformidad con sus obligaciones bajo la Convención del Genocidio, y en vista de las condiciones de empeoramiento de la vida que enfrentan los palestinos en Gaza, en particular la propagación de la hambruna y el hambre, Israel deberá: Tomar todas las medidas necesarias y efectivas para garantizar, sin demora, en plena cooperación con las Naciones Unidas, la provisión sin obstáculos a escala por todos los preocupados de los servicios básicos necesarios con urgencia y la asistencia humanitaria". Según los grupos de derechos humanos, detener los servicios de UNRWA es parte integrante del asedio ilegal de las autoridades israelíes de la Franja de Gaza, que equivale a crímenes de guerra de castigo colectivo y el uso de la inanición como arma de guerra.
Hacemos nuestro el último "Urgent global appeal: Defend UNRWA from Israeli ban and prevent catastrophic consequences for Palestinians" del 26 de octubre de 2024, firmado por entidades sociales: "Este no es un momento para el silencio, es un llamamiento a la acción. La comunidad global debe intervenir ahora antes de que se mate a un mayor número de personas palestinas. La población de Gaza no puede soportar más retrasos. Es necesaria una acción inmediata y decisiva para salvaguardar sus derechos, defender su dignidad y hacer cumplir la reciente opinión consultiva de la Corte Internacional de Justicia, que declaró ilegal la presencia de Israel en los territorios palestinos ocupados. El futuro de millones de personas palestinas está en juego y el mundo debe actuar sin vacilar".
Comisión General de Justicia y Paz