Alteración del clima y hambruna

17.10.2021

Una guerra nuclear regional con tan sólo 100 armas del tamaño de Hiroshima alteraría el clima mundial y pondría a mil millones de personas en riesgo de hambruna.


Las armas nucleares son los únicos dispositivos creados con capacidad para destruir todas las formas de vida complejas de la Tierra en un periodo relativamente corto. Una guerra con 1.000 armas nucleares -alrededor del 5% del arsenal mundial- haría inhabitable el planeta. Una guerra nuclear regional con unas 100 armas del tamaño de Hiroshima alteraría el clima mundial y la producción agrícola de forma tan grave que unas mil millones de personas correrían el riesgo de padecer hambruna, según una investigación reciente de la Asociación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear. Aunque no provocaría la extinción de la raza humana, sí supondría el fin de la civilización moderna tal y como la conocemos.


Reducción de la luz solar y de las precipitaciones


El humo y el polvo de una guerra nuclear limitada provocarían un descenso abrupto de las temperaturas y las precipitaciones en todo el mundo al bloquear hasta un 10% de la luz solar que llega a la superficie de la Tierra. El repentino enfriamiento global acortaría las temporadas de cultivo, amenazando la agricultura en todo el mundo. El aumento de los precios de los alimentos haría que éstos fueran inaccesibles para cientos de millones de personas de las más pobres del mundo. Para los que ya están crónicamente desnutridas, sólo una disminución del 10% en el consumo de alimentos provocaría la inanición. Las epidemias de enfermedades infecciosas y los conflictos por la escasez de recursos harían estragos.


Si se utilizara todo el arsenal nuclear mundial, se emitirían 150 millones de toneladas de humo a la estratosfera, lo que provocaría una reducción global del 45% de las precipitaciones y un enfriamiento medio de la superficie de -7 a -8°C. En comparación, el enfriamiento medio global en la profundidad de la última edad de hielo, hace más de 18.000 años, fue de -5°C. Una guerra nuclear causaría un agotamiento prolongado y severo de la capa de ozono y tendría un impacto devastador en la salud humana y animal. Un aumento sustancial de la radiación ultravioleta provocaría un incremento de las tasas de cáncer de piel, daños en las cosechas y la destrucción de la vida marina.


Noticia ICAN